Miedo

Opinión:

Dentro de la colección juvenil de Clásicos Modernos de Anaya, encontramos en el mes pasado de enero la publicación de una pequeña joya literaria, que originalmente vio la luz en 1913. Considerada una nouvelle por la brevedad del texto (novela corta), Stefan Zweig teje una historia sobre el temor, la angustia, la culpabilidad, la moralidad y las leyes no escritas de las clases sociales.

El autor siempre fue un maestro en la narración de la psicología de los personajes. Se trata de alguien muy habilidoso a la hora de reflejar los sentimientos y transportarlos al lector/a, haciéndolo de una forma muy vívida y realista. Además, construye una historia alrededor de ellos que acrecienta y resalta esos sentimientos adornándolo con misterio y suspense. Sus inicios son eléctricos, planteando de buenas a primeras una situación problemática que engancha, y toda la trama que se sucede sigue enganchando, hasta alcanzar un clímax apoteósico. Para más inri, lo realiza con una aparente sencillez y simplicidad que ya a muchos escritores les encantaría lograr.

"Miedo" se inicia de una forma abrumadora, planteando una infidelidad ya rutinaria de la protagonista, Irene Wagner, que se ve entorpecida por la presencia de una mujer que la chantajea porque es conocedora de la relación extramatrimonial, una mujer burguesa casada y con hijos. En menos de cien páginas, la nouvelle se sumerge en una vorágine de pensamientos y sentimientos de la propia protagonista, que se debate entre la angustia y el miedo. El narrador se adentra en su alma y, por consiguiente, mete al lector/a dentro del corazón y cerebro de Irene, de tal forma que con el paso de las páginas el lector/a se pondrá del lado de ella en vez de reprochar su actitud. Vivirá su angustia, experimentará su culpabilidad y sentirá su miedo a ser descubierta, juzgada y repudiada.

Si bien la nouvelle cae en cierta redundancia y en el soponcio de tener que aguantar tantos y tantos pensamientos, que en ciertos momentos se vuelven cansinos y repetitivos, uno se morderá las uñas por alcanzar el desenlace de la historia. ¿Le dejará en paz esa mujer que no deja de chantajear a Irene? ¿Confesará su infidelidad? ¿Su marido la descubrirá? El narrador utiliza un ritmo narrativo veloz y tenso, que coge a uno de la mano y del que luego es muy difícil soltarse. Plantea muchas cuestiones que son como parte del día a día de una persona, lo que facilita la empatía y la sensación de estar leyendo algo que está en nuestras vidas. ¿Y su final? Posee un final interesante, sorprendente, si bien no lo será tanto para aquellos que hayan leído mucho y hayan visto mucho.

El libro se escribió en 1913, pero no se publicó hasta en 1920. Europa vivía a la sazón unos momentos muy tensos que acabarían desembocando en una Primera Guerra Mundial cruel y despiadada que marcarían un antes y un después en la Historia. Stefan Zweig no fue ajeno a su circunstancia y de un modo u otro trasladó todo lo que había en su derredor dentro de sus novelas. De hecho, sus obras acabaron siendo prohibidas en Alemania o Austria, algo que luego desencadenaría en su exilio. Primero lo hizo a Suiza, durante la I Guerra Mundial, y posteriormente a Inglaterra.

Stefan Zweig (Viena, 1881 - Río de Janeiro, 1942) fue uno de los escritores con más éxito en Europa. También fue biógrafo de personas emblemáticas como María Estuardo, Erasmo de Róterdam u Honoré de Balzac. Nació en el seno de una familia rica judía. Se doctoró en Filosofía en 1904. Cuando los nazis llegaron al poder, su casa fue registrada, lo que le empujó a irse del país. Viajero empedernido, su última estación fue Río de Janeiro, donde se suicidó, no sin antes enviar multitud de cartas a sus más cercanos explicándoles lo que iba a hacer. En la actualidad sigue siendo un autor muy querido, logrando que muchas de las novelas sigan tan vigentes como hace casi un siglo.

Cristià Serrano