Magnitud imaginaria

Opinión:

Continuación de la excelente "Vacío perfecto", también reseñada por mí en este portal. La mejor noticia es que es igual de recomendable que la anterior, ambas formando parte de esa mítica Biblioteca del Siglo XXI en el que Lem se abandona a las más deliciosas extravagancias. Un crítico británico llamó a  esta obra una "novela no novela", y la audacia del término está justificada. Se trata de un trabajo de ficción al que sin embargo el genio de Stanislaw Lem concede una apariencia real. La empresa con la que se atreve (y sale triunfante): crear prólogos de obras que no existen, pero tan estimulantes y maravillosas que merecería la pena que hubieran sido escritas.

El escritor polaco nacido en 1921 y fallecido en 2006, autor de títulos inolvidables como "Astronautas" o "Solaris" y que se encuentra en el Olimpo de los mejores autores de ciencia ficción de todos los tiempos, tira de extravagancia para realizar prólogos imaginarios de los libros más peculiares: un artista que hace pornografía con las imágenes de rayos X, un científico que logra que la bacterias hablen inglés y hasta predigan el futuro, enciclopedias que cuentan aquello que aún no ha ocurrido.

La más interesante para los devoradores de libros (aunque todas merecen la pena, estamos ante un libro notable) es "Historia de la literatura bítica" un prólogo en el que la interconexión con Jorge Luis Borges es casi mágica, que nos habla de máquinas que producen literatura, con amplias disertaciones sobre si eso merece o no llamarse literatura y qué valor hay que otorgar a algo que no ha realizado un humano pero puede leerse. Resulta de lectura imprescindible para quienes gusten de recapacitar sobre los desafíos de la digital  frente a la cultura tradicional.  

El libro fue publicado originalmente en Polonia en 1973, pero créanme si les digo que hay publicaciones plenamente contemporáneas que nos aportan menos valor. El mayor mérito de Stanislaw Lem es que supo ver con claridad cuáles serían los grandes temas del siglo XXI (robótica, manipulación genética, una suerte de existencialismo de la sociedad digital), de modo que todo lo que cuenta interesa al lector contemporáneo.

También tiene mucho interés el "arte de escribir prólogos" con el que el escritor abre "Magnitud imaginaria", porque ofrece muchas ideas para los que nos dedicamos a los comentarios literarios de cualquier tipo. Especulación de alta cultura y ciertas dosis de humor en la exposición de lo que podría ser el futuro… según Stanislaw Lem.

Rafael Ruiz Pleguezuelos