Lykke. En busca de la gente más feliz del mundo

Opinión:

Con lo poco que me gusta la estadística (y lo que llego a odiarla en términos generales, más que nada por mi nula capacidad de entendimiento) aquí me hallo, otra vez, ante el libro, que a base de estudios y estadísticas nos acerca a los patrones necesarios para convertirnos en las personas más felices del mundo.

El año pasado, con el auge que el "Hygge" estaba teniendo en todos los círculos me agencié un par de libros al respecto. Uno de ellos (que no se llegó a publicar la reseña, puesto que lo leí a nivel personal) es el que antecede a éste que tengo entre manos y que la verdad me disipó mucha más claridad que el que leí para publicar la reseña en este mismo medio (Hygge) Con la lectura de éste vi que no me aportaba realmente ningún tipo de satisfacción ni intriga para seguir ahondando en el tema, por lo que, sabiendo el tipo de escritura que me iba a encontrar, la oportunidad que le he dado a Lykke (y que se ha satisfecho superando con creces las expectativas generadas) ha supuesto que me plantee de nuevo consignar la reseña del libro anteriormente mencionado.

Mediante la premisa de "Nadie puede ser feliz de verdad si no siente que puede elegir el curso de su vida" nos adentramos en datos, estadísticas y estudios a nivel mundial que nos indican valores de felicidad de los pobladores de este mundo.

Y aunque el "Hygge" alabe la felicidad de los daneses (siento tener que volver a este término en varias ocasiones, pero es que van de la mano el Hygge con el Lykke) no son necesariamente los habitantes de Dinamarca el grupo más feliz. Sí que tienen las papeletas para serlo (disfrutan de 52 semanas de permiso maternal y paternal, los estudiantes no pagan matrícula universitaria y reciben por parte del gobierno una ayuda de 645 euros libres de impuestos…) pero no son los más felices (algo huele a podrido en Dinamarca), sí que podemos aprender muchas cosas sobre calidad de vida pero lecciones sobre la felicidad las podemos aprender de personas de todo el mundo; solamente hace falta juntar todas las piezas que aúnan los seis factores predominantes de la felicidad y hallaremos el plano que nos lleva hasta el tesoro.

Mediante tablas, estudios y experiencias que ha ido desarrollando, tanto personales como de terceras personas y su entorno, el autor nos define lo que es la felicidad en distintas partes del mundo y en distintos grupos de poblaciones.

No necesariamente lo que les hace felices a los daneses es lo que en una aldea de África determinan como felicidad.

El libro está diseñado con la misma estructura que el anterior, un formato casi de bolsillo de tapa dura, con bonitas ilustraciones y colores vistosos, al que echar mano en cualquier momento del día para averiguar, sorprendentemente, que son los habitantes de Málaga (si, nuestra Málaga de Andalucía) con un 13,9% (tampoco es para tirar cohetes) las personas que más sonríen por la calle (englobado en un estudio de 20 ciudades donde se incluían Nueva York, Estocolmo o Lisboa, entre otras) muchos gráficos de estudios realizados por el Instituto de la felicidad, pero también muchas fotografías evocadoras (igual que en el Hygge) postales de lugares idílicos en los cuales recrearnos y sonreír (¿no es esto también una especie de felicidad?)

9 capítulos, 9 pistas, 9 piezas de un rompecabezas en el cual, uniendo todos los fragmentos y encajando todos los consejos, podemos hallar la solución a la infelicidad. Algunas de estas soluciones pueden llegar a parecer utopías (para qué negar que pocos somos los que nos vamos a dedicar a tocar a las puertas de todos los vecinos de la comunidad para preguntarles si quieren participar en una mini biblioteca en el rellano del portal, con la intención de "coge un libro, deja otro en su lugar", o en crear un armario común de herramientas a fin que todos puedan beneficiarse de ellas… Quizá en otra época no muy lejana, el vecino de al lado sí estaría dispuesto a colaborar, pero dudo mucho que hoy en día seamos capaces de organizar algo parecido con la estructura vecinal que se ha creado) mientras que otras propuestas individuales (como potenciar la propia bondad y realizar cualquier labor altruista) sí son más factibles de realizar.

Yo, que soy un poco "Amelie", para qué negarlo, sí que veo iniciativas del libro aceptables y viables, y creo que es un libro que puede venir bien en estas épocas aciagas donde todos nos hemos vuelto individualistas y egoístas y somos incapaces de ayudar al prójimo solo por el hecho de ayudar. Es un libro positivo, con un mensaje claro de ser libres para elegir lo que queremos hacer con nuestra vida, ser capaces de sentir que somos capitanes de nuestro destino, y que este sea nuestra felicidad.

A modo de anécdota y para que entendáis los ejemplos que ofrecen a la hora de relacionar el grado de satisfacción de las personas cita un ejemplo bastante claro….

"¿Por qué los pasajeros de un avión en clase turista se encuentran más insatisfechos y declaran que en un momento dado pueden llegar a atacar al compañero de asiento? Pues muy fácil, mientras que se puede embarcar por cualquier parte de la nave, cuando se hace por la parte delantera hay que pasar obligatoriamente por 1ª clase, lo que conlleva a los que se sientan en clase turista a contemplar el champán gratuito, las comodidades que tienen los que embarcan en clase preferente y ya se les predispone a una "mala leche" generada".

Este libro da las pautas para abordar la bondad y volver a la máxima que menos es más, y aunque el dinero da satisfacción, no tener todo el dinero del mundo proporciona la felicidad necesaria en cada caso.

Disfrutar con la compañía del prójimo, por el campo, sin necesidad de nada más. Evoca la felicidad de las cosas pequeñas.

Dejemos a un lado las redes sociales y abrámonos al prójimo ayudando desinteresadamente y preguntando abiertamente como podemos hacerlo, seguro que encontramos más satisfacción que comprando el último dispositivo tecnológico que el avance científico ha puesto enfrente de nuestros ojos.

He disfrutado (como se puede comprobar) bastante con su lectura, y ha conseguido quitarme de la cabeza que en el fondo no soy tan lerda cuando creo que la felicidad se halla en la sencillez y en las cosas pequeñas, por lo que puedo decir, con conocimiento de causa que en mi entorno el "Lykke" se practica continuamente y conseguimos sonreír y ser felices pese a todo lo negativo que nos pueda andar rondando.

Ross Goose