Luces en el mar

Opinión:

No tenía muy claro qué me iba a encontrar en "Luces en el mar": dos ancianos en una casa flotando a la deriva en el mar no podían dar mucho juego, pero aun así el planteamiento llamaba lo suficiente la atención como para darle una oportunidad. Al final ha merecido la pena hacerlo, porque me he encontrado con una historia maravillosa.

La novela está dividida en dos partes diferenciadas: la primera, en la que ambos se esfuerzan por salir de esa situación tan surrealista sin demasiadas esperanzas, es pura aventura, llena de situaciones de peligro que tienen que afrontar con ingenio y esfuerzo. Aquí había algunas cosas en las que no podías sino pensar que la suerte de los protagonistas era casi demasiado poco creíble, pero aunque no es fantasía la forma en que está planteado todo lo hace aceptable. La segunda parte, cuando tocan tierra y encuentran a otros personajes (no diré quiénes para no arruinar la sorpresa al que se lo lea), es una enternecedora narración de la superación de su duelo, que dura ya tantos años, y les sirve como autodescubrimiento y para devolverles las riendas de sus vidas y decidir qué harán a continuación con la que les queda.

Debo decir que, aunque en general me ha gustado todo el libro (a pesar de que algunas partes pecan de bajar el ritmo y se me hicieron algo pesadas), la primera parte sin duda me ha entusiasmado más que la segunda, que me resultó más predecible y rozaba la autoayuda novelada. Sin embargo, he de reconocer que consiguió emocionarme y que me gustó el cambio que se operó en esos enternecedores ancianos, con los que no pude sino empatizar desde el primer momento.

Mención especial también a la forma en que lo ha escrito Miquel Reina, cuidando el lenguaje y rozando lo poético aunque sin pasarse demasiado. Como ya he dicho, esto tiene el inconveniente de que algunas de estas partes se hacían algo más pesadas al bajarse el ritmo, pero se agradece leer un libro en el que se busca, además de una bonita historia, la belleza de las palabras intentando no avasallar al lector ni cansarle más de lo necesario.

En definitiva, aunque tiene algunas cosas forzadas y ritmo que decae en algunos tramos, es una bonita historia, que resulta muy disfrutable y con un mensaje emotivo y esperanzador.

Déborah F. Muñoz