Los magos de la pólvora 3: La república de otoño

Opinión:

"La república de otoño" sigue la línea donde se quedó "La campaña escarlata". Las tres subtramas, que se dividen en cuatro cuando Adamat se separa de Bo y Nila, siguen siendo muy potentes en sí mismas y, aunque se entrecruzan en algunos momentos, en general el autor siempre se las arregla para cortar en el mejor momento y mantenerte en vilo varios capítulos.

Ya de entrada se parte de un escenario difícil para el bando de Tamas: con el ejército enfrentado, un enemigo muy superior con la amenaza del despertar de un dios loco y además su capital invadida por fuerzas extranjeras que sin embargo parecen estar respetando las primeras elecciones que se celebrarán en el país. Eso le lleva a tomar decisiones difíciles, pero también algunas sorprendentes que priorizan a su familia sobre sus otras responsabilidades.

Taniel, por su parte, se centra en la protección de Ka-Poel, que es tan poderosa que ha logrado lo imposible y ahora, aunque no tiene claro qué es lo que está haciendo, es la única que puede contenerlo. Eso la pondrá en el punto de mira del enemigo y generará una nueva contrarreloj que le dará mucha tensión a la trama, aunque es una pena que un personaje tan potente quede relegado a una secundaria que tiene que ser protegida.

Mientras, Bo ha aceptado a Nila como aprendiz y esta tiene que aprender todo lo que hay que saber sobre la magia de los Privilegiados, que queda bastante bien explicada. La relación entre los dos es muy llamativa y el desarrollo de estos dos personajes me ha gustado especialmente, aunque todos son muy carismáticos y con múltiples facetas. Además, a diferencia de Ka-Poel, Nila tiene entidad propia y es capaz de crecer en la historia de forma autónoma.

Por último, Adamat vuelve a verse envuelto en tejemanejes políticos una vez cerrada la parte de su hijo secuestrado. Esta es quizás la parte menos interesante, porque no genera tanta tensión narrativa y es más de lo mismo, aunque lo que va averiguando prepara el terreno para el final y no se entendería del todo lo que pasa si no fuera por su investigación.

En conjunto, aunque hay algunos fallitos en la traducción, el libro, y la trilogía, son muy buenos, manteniendo un buen ritmo y equilibrio entre las diferentes subtramas. Tiene giros inesperados y sorpresas, también algunas pérdidas que se veían venir pero que emocionan igual. El worldbuilding es además muy sólido y no siento que haya quedado nada importante por explicar, aunque haya incógnitas que ni los propios personajes pueden resolver. Eso deja abierta la puerta a nuevas historias que ahonden en esas facetas, que serán bienvenidas, aunque esta trama queda bien cerrada.

En definitiva, me parece una trilogía muy recomendable y la he disfrutado muchísimo.

Déborah F. Muñoz