los hijos del tiempo

Opinión:

¿Alguna vez se han preguntado hacia dónde se dirige nuestra sociedad? Eso es precisamente lo que hace Ana Colchero en su novela Los hijos del tiempo. Partiendo del actual enfrentamiento entre el mundo occidental y el mundo musulmán y la aguda crisis económica que asola nuestra sociedad creando una polarización cada vez más acusada entre ricos y pobres, lleva la situación al extremo y nos presenta la sociedad de la Neohistoria, sumamente inquietante porque simbólicamente hay mucho de actualidad en ella y una evolución así resulta perfectamente plausible.

Los uranos viven en un mundo perfecto, altamente tecnificado, no necesitan recurrir al trabajo físico, sus máquinas y su técnica les proporcionan todo lo que necesitan para vivir cómodamente. Pero ese mundo idílico en realidad es un mundo de adultos infantilizados, férreamente controlados por el Consejo, que lo logra inculcándoles el miedo hacia los dalits y los thugs, a los que presenta como una amenaza y un peligro constante hacia la privilegiada sociedad urana, perfecta pero aséptica y superficial.

Los dalits, los más miserables entre los intocables, despreciados incluso por los thugs son Los hijos del tiempo, como nos dice Kali en la página 287, “Los dalits hacemos real el tiempo en el momento en que nace,....Porque el tiempo es el medio por el que transitamos, como el agua para la ola, el aire para el sonido,....Los dalits vivimos en un tiempo infinito que nunca es viejo ni nuevo,...” y en la página 309 “El hombre es materia y energía, por lo tanto en nosotros cohabitan el tiempo lineal y el tiempo discontinuo. Entonces comprendimos que nosotros, los hombres, somos los hijos del tiempo”.

Estos dalits con nombres de dioses como Kali, Gea o Thot son los verdaderos protagonistas de la historia. Tenemos a Rudra, un dalit deforme y casi inválido total, que compensa su minusvalía con un ansia insaciable por adquirir conocimientos. Descubre una biblioteca en los subterráneos y consigue que Thot, una dalit que había sido profesora antes de la Cruzada, le enseñe a leer. Así puede hacer suyo todo el conocimiento encerrado en los libros. Cotto, su inseparable compañero y protector, es un dalit con dificultades para comunicarse con los demás, casi autista, que con ayuda de Thot desarrolla una capacidad inusual para los temas técnicos y científicos. Zeit, la hermana gemela de Rudra, es una mujer de acción, audaz, valiente y decidida. Ellos consiguen sacar a los dalits de la miseria moral en la que han caído, devolverles su dignidad y fomentar un nuevo espíritu de colaboración entre ellos; y encabezan la revuelta contra el nuevo orden mundial establecido por los uranos.

Ana Colchero ha logrado algo muy poco frecuente: una novela apasionante, amena y entretenida que contiene una fuerte crítica hacia la sociedad actual y el tipo de economía dominante; su obra nos invita a reflexionar y ser conscientes hacia dónde nos dirigimos. Pero, por encima de todo, Los hijos del tiempo es un canto a la grandeza del ser humano, capaz de resurgir de sus cenizas, de superar las situaciones más terribles y levantarse contra la tiranía, aunque sea en inferioridad de condiciones, en busca de un mundo más justo para todos. Y también es una exaltación de la educación y la cultura como vía de redención humana.

Todo esto es lo que nos presenta la autora en una historia trepidante donde encontramos amor, romance, misterio, corrupción, odio, venganza, traición; una obra ambiciosa que cubre un gran espectro de sentimientos y comportamientos humanos con gran acierto.

Con un lenguaje ágil y dinámico, Ana Colchero nos mantiene en vilo de principio a fin porque el ritmo no decae en ningún momento.

La obra termina con un epílogo que nos explica el destino que han seguido los protagonistas y nos reserva más de una sorpresa pero, y es el único pero que le pongo a una obra que me ha encantado, la parte final de ese epílogo, las dos últimas páginas, creo que no están a la altura del resto de la obra y dan la sensación de ser un final apresurado para una obra, por lo demás, magnífica y altamente recomendable para todo tipo de lectores.

Jaci Alía Arreche