Anika entre libros

las voces de marrakesch / el testigo oidor

Ficha realizada por: Héctor Pascual
las voces de marrakesch / el testigo oidor

Título: las voces de marrakesch / el testigo oidor
Título Original: (die stimmen von marrakesch. aufzeichnungen einer reise, 1967 / der ohrenzeuge. füfzig charactere, 1974)
Autor: Elias Canetti
Editorial: Debolsillo


Copyright: © Elias Canetti, 1967, 1974
© Random House Mondadori, 2005
Traducción de Juan José del Solar
2ª Edición, Diciembre 2007 ISBN: 9788497937979
Etiquetas: áfrica alemanes autobiografía autobiográfica autobiográfico autores biografía escritores literatura alemana literatura germana

Argumento:


Este volumen reúne dos obras breves de Elias Canetti: Las voces de Marrakesch y El Testigo Oidor. La primera obra, concebida como “apuntes después de un viaje”, está compuesta por viñetas de diversa extensión en las que el autor recoge sus impresiones de la ciudad que da título al libro. En El Testigo Oidor, Canetti ofrece la descripción de cincuenta personajes inventados que nos brindan una irónica y entretenida visión del ser humano.

Opinión:


Uno de los aspectos más atractivos de estas dos pequeñas joyas es el género al que una y otra pertenecen.
 
Las voces de Marrakesch parte de las convenciones de la literatura de viajes para construir un género híbrido en el que capítulos que se podrían leer como relato cortos, fragmentos que son auténticos poemas en prosa, y reflexiones sobre la naturaleza humana que uno esperaría encontrar en un ensayo se dan cita para tejer ese tapiz que es la ciudad de Marrakesch en los años 50 del siglo pasado. Una visita al zoco, la letanía de los mendigos ciegos, la comunidad judía de la ciudad o un mercado de camellos son algunas de las situaciones y lugares que Canetti toma como punto de partida para elaborar “sus apuntes”.
 
Entre los más inolvidables, se encuentra el episodio de “La mujer tras la celosía”. En él se narra cómo en uno de sus paseos por las desiertas calles de Marrakesch, Canetti escucha la canción de una mujer que está tras una celosía. Fascinado, el Canetti de ficción se detiene a escuchar el misterioso canto a pesar de las miradas de desaprobación que le lanzan los ocasionales transeúntes que pasan por allí. Sin embargo Canetti no puede apartarse del lugar, tal es el influjo que esa voz triste y llena de nostalgia tiene sobre él. Como el lector y el Canetti de la historia terminarán descubriendo con tristeza la mujer sufre de algún tipo de trastorno mental, quién sabe si producido por un desengaño amoroso.

Como vemos en esta historia, la presencia de las voces (o de una voz) es el leitmotiv que enlaza los diferentes capítulos que conforman la obra.
 
En el prólogo, Ignacio Echevarría glosa la fascinación de Canetti por las palabras y las voces. Desde luego la biografía lingüística del autor sin duda lo volvió particularmente sensible a esas unidades de sonido con las que el ser humano se comunica. Nacido en Bulgaria, en el seno de una familia judía de origen sefardí, la lengua materna de Canetti fue el ladino, un dialecto del castellano que se hablaba en la península antes de la expulsión de los judíos en 1492 (de hecho, el apellido orginal de la familia era Cañete).  El traslado de la familia a Manchester en 1911, hizo que el pequeño Elias tuviera que aprender inglés, un idioma que se añadió a la nómina compuesta por el ladino, el búlgaro y el francés que también conocía. A la muerte de su padre, la familia Canetti se trasladó a Viena donde el joven Elias adoptó el alemán como su lengua literaria.
 
Esta fascinación por las voces y las palabras es evidente también en la segunda obra que conforma el libro: El Testigo Oidor. En ella, Canetti recupera (o reinventa) un género menor por lo infrecuente, pero desde luego capaz de compararse con muchas novelas por su profunda capacidad de análisis del ser humano. Me estoy refiriendo al género de la “descripción caracterológica” en la que cada capítulo (de no más de dos páginas) ofrece la descripción de un personaje.
 
En este caso los personajes son seres inventados como la Depurasílabas, el Rondacadáveres, el Recelafamas o la Blanquisidora, una perfecta y desternillante descripción de una mujer obsesionada con la limpieza (es casi seguro que Canetti se inspiró en mi madre para escribirla).
 
Estas breves descripciones seducen por su ingenio, su ironía y su capacidad para sacar todas esas personalidades múltiples y obsesivas que todos llevamos dentro. 
 
Héctor Pascual

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