las ss. el cuerpo de élite del nazismo, 1919-1945

Opinión:

A nivel personal se hace realmente difícil comentar un libro que versa sobre el cuerpo de élite del Nazismo... puedo empezar comentando que es un libro difícil de leer, con continuas vueltas temporales y pasos atrás que restan dinamismo a una lectura que de por si, por el tema tratado ya cuesta empezar a torear, aun así y a riesgo de caer en un frívolo intento de dar algo de arte y fiesta a un libro que no lo tiene, vamos a seguir con el símil taurino... A puerta gallola, para los no iniciados “de rodillas”, delante de la puerta de chiqueros, recibiendo al toro y a sus 550 kilos de bestia cegada por el contraste entre la sombra del corral y el soleado atardecer de la Maestranza sevillana, “La Prehistoria de las SS”, válgame Dios ¡! El Toro acepta el engaño y pasa rozando el cuerpo del torero, que a medio levantarse, no ha aguantado del todo la sangre fría, la acometida, así como la creación de las primeras cuadrillas callejeras en el libro, deja en el torero un regusto amargo ante la batalla que se avecina; una nación deshecha, una crisis económica brutal, un periodo de post-guerra con miles de excombatientes sin vida ni destino... cuatro capotazos bien hilados, el toro tiene tendencia a embestir por la derecha, así que el maestro se pone en guardia y conocedor de los entresijos del toro, tiende a citarlo al natural que al arrimarse al pitón derecho por su izquierda, sabe que le puede sacar más jugo a la faena, o en el caso que nos ocupa, a la lectura.

Continua la tarde soleada con dos pullazos del picador, profundos y sin miramientos, para cansar al animal, la creación de las SS y las SA, la gente levantada de sus asientos silban a modo de queja, más por costumbre que por que realmente les moleste el trabajo con la pica; en un contexto socio económico como el de la post-guerra, junto con la gran depresión mundial de finales de los años 20 y principios de los 30, el escritor nos conduce desde la prehistoria del Nazismo, hasta su creación y consolidación como fuerza política de relevancia, dando por sentado el conocimiento de la concurrencia, dando por hecho que todos los espectadores del coso taurino, vamos a entender el por qué de los pullazos del picador, espectáculo poco amable, frío y sin arte, de maneras toscas y repetitivas, pica sobre pica, así va explicando los acontecimientos el escritor, algo pesado y cansino, que a modo de confesión diré que solo a los verdaderos amantes del octavo arte español les permite permanecer en la plaza para ver el resto del espectáculo y no levantarse de su asiento de sol para pasar la tarde con otros quehaceres algo más entretenidos.

Tercio de Banderillas, algo más dinámico y colorido, algunas fotos en mitad de la lectura te hacen despertar del sopor de datos y explicaciones con los que te castiga el autor como el Sol de Primavera en tu asiento de la plaza, por fin algo de magia, por fin algo de arte, juego de traiciones, de asesinatos entre líderes siniestros del partido, el fortalecimiento de las SS como fuerza militar y política al mando de sus caudillos... por fin el toro está preparado para el tercio importante, en su sitio, cansado lo justo para cumplir con su mortal objetivo, la hora de la verdad donde el escritor se la juega como el torero, donde va a ganar prestigio y gloria o donde va a mostrar sus carencias.

La Faena, del 39 al 45, los años de apogeo, donde una sociedad volcada en un espejismo se deja llevar por el juego de unos lunáticos, la guerra de las SS como fuerzas de élite, el pase de pecho, el pase al natural, el adorno, vamos a convertir la plaza en un templo, en un museo, no nos dejemos llevar por lo obvio, el toro va a morir tan seguro como que el nazismo fue algo horrible, aun así, con estas bases de todos conocidas vamos a darle algo de esplendor a la agonía e insuflemos, arte, combates, estrategias, chicuelinas, batallas... todos esperamos en la plaza que el torero se arrime al toro así como se espera que el escritor por fin asuma la responsabilidad de su obra como algo para entretener o vender y no como un simple desahogo...

Suerte suprema... la hora de matar al Toro, una faena discreta, en una tarde soleada en la que más hubiera valido la pena, salir de paseo; el escritor poco entregado a un toro que, aunque difícil, tenía maneras, bravo color azabache, bonito en sus formas si apreciamos la belleza de una bestia. Y un escritor algo acobardado por el calado de lo propuesto que ha hecho de un tema interesante algo aburrido y anodino, algo que si no es por que me creí en la obligación de escribir sobre esto, jamás hubiera terminado de leer, una tarde perdida en cualquier plaza de toros donde no hay arte, solo se sacrifica a un pobre animal...

Nes