Anika entre libros

La violeta del Prater

Ficha realizada por: Darío Luque
La violeta del Prater

Título: La violeta del Prater
Título Original: (Prater Violet, 1945)
Autor: Christopher Isherwood
Editorial: Acantilado
Colección: Narrativa del Acantilado


Copyright:

© 1945, 1973, Christopher Isherwood
© 2021, María Belmonte Barrenechea (de la traducción)
© 2021, Quaderns Crema, S.A. (de esta edición)

Traducción: María Belmonte Barrenechea
Edición: 1ª Edición: Febrero 2021
ISBN: 9788418370175
Tapa: Blanda
Etiquetas: cine películas comedia guiones de cine histórica nazismo II Guerra Mundial narrativa judíos literatura inglesa novela corta Austria guionistas rodajes novela social autoficción
Nº de páginas: 127

Argumento:

En los años previos a la Segunda Guerra Mundial, con la conocida escalada de tensión entre los países europeos y, más concretamente, entre Austria y Alemania, Christopher Isherwood recibe el encargo de redactar el guion para una ambiciosa película de Bulldog Imperial Pictures. El filme, titulado "La violeta del Prater", se inspira en un musical austríaco de poco éxito y, según el productor, contará con el prestigioso director judío Friedrich Bergmann.

La novela, inspirada en experiencias autobiográficas del propio autor, explora el intrincado mundo del cine -desde la gestación de una película hasta su realización- y, al mismo tiempo, retrata la insensibilidad del pueblo inglés ante la tensión política del resto de países europeos.

 

Opinión:

 

A principios de los años treinta, poco antes de su famoso viaje a China junto a W.H. Auden, el novelista Christopher Isherwood se prestó a colaborar con la industria cinematográfica elaborando el guion de la película "Little Friend" (1934), que dirigió el director judío austríaco Berthold Viertel. Años más tarde, algunas de sus novelas más importantes serían adaptadas al cine o a la televisión, como "Adiós a Berlín", que fue llevada a la pantalla por Henry Cornelius en "Soy una cámara" (1955) y, quizás más famosamente, por Bob Fosse en "Cabaret" (1972), con Liza Minnelli. En cualquier caso, fue su experiencia en la película de Viertel lo que le sirvió a Isherwood como punto de partida para la escritura de "La violeta del Prater".

La novela, protagonizada por el propio Isherwood (o por un trasunto ficcional de él mismo), se abre con una llamada telefónica en la que Chatsworth, productor de cine en Imperial Bulldog Pictures, solicita al protagonista su colaboración para un guion de cine. Pese al desinterés del escritor por esta petición, la propia dinámica de la conversación y la insistencia del productor le llevan a aceptar finalmente el trabajo, de modo que pronto se encuentra conviviendo con el director judío-austríaco Friedrich Bergmann, responsable de llevar la película a buen puerto. Lo que ambos no imaginan es la dificultad de semejante trabajo, pues el filme ha de estar basado en un musical austríaco, titulado "La violeta del Prater", que roza el melodrama, pues relata el romance entre Toni, vendedora de violetas en Viena, y el príncipe heredero de Borodania, Rudolf.

Mediante el dúo protagónico de Isherwood y Bergmann, asistimos a la complejidad del proceso creativo: desde la gestación de la película -es decir, la adaptación del argumento, su actualización, la adecuación del tono y de los diálogos, etc.- hasta el rodaje, con los consecuentes rifirrafes con actrices y productores. Ahora bien: el tono cómico, inherente a una narración de estas características, es contrastado a lo largo de la novela mediante el trasfondo histórico, con la tensión política entre Alemania y Austria, y la crueldad más cínica contra minorías como los judíos. Este drama queda perfectamente plasmado mediante la figura de Bergmann, judío austríaco que ha abandonado forzosamente a su familia y a su país natal para trasladarse a Inglaterra y rodar la película. Desde la lejanía insular, el director recibe preocupantes noticias sobre la actualidad austríaca, y no puede evitar preocuparse por su familia, pese a la frialdad e indiferencia de los ingleses, que aún ignoran el problema que se cierne sobre la Europa de los años treinta.

Así pues, "La violeta del Prater" es un magnífico ejercicio de sutilidad literaria, quizás el rasgo que más y mejor ha caracterizado a la escritura de Christopher Isherwood. Como en el resto de sus novelas, el autor ofrece aquí una narración en apariencia inocente, pero que esconde un serio mensaje sociopolítico.

 

Darío Luque

 

 

 

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