La versión de Eric

Opinión:

De "La versión de Eric" me ha gustado todo: el ritmo, el tema, la estructura, los personajes, el desarrollo, la intriga, las propuestas de reflexión… Pero si tuviera que quedarme con uno solo de esos aspectos que tanto me han gustado me quedaría con el enfoque. Y me explico, aunque sea parafraseando a uno los personajes de la novela. Parece que están de moda (y, por un lado, bendita moda, que ofrece a los jóvenes -y a los no tan jóvenes- modelos, referencias y experiencias con las que identificarse o en los que verse reflejados) las novelas que hablan sobre la identidad de género y sobre la orientación sexual.

Muchas veces, la intención es… digamos… poco honesta (en realidad, lo que quieren determinados autores, editoriales, productores de televisión… lo que sea es quedar bien, parecer modernos, sumarse a lo que es algo mucho más profundo que una moda. Y esto queda bien reflejado en esta novela). Otras veces, la intención es buena pero el resultado es… flojito. Pero lo que es cierto es que, en la mayoría de los casos, estas obras (literarias, televisivas, cinematográficas, da igual) se centran en el hecho en sí (ser homosexual, habitar un cuerpo que sientes que no te corresponde, por poner un par de ejemplos) y eso puede estar bien, pero a veces se aborda siempre desde el conflicto, desde el problema. Y no hay nada más. La obra va de una persona trans, de sus dudas, sus luchas, su proceso de cambio… Lo que sea. Pero eso es muy limitante. Lo bueno es (como sí ocurre en este caso) que esos temas se encuadren en un género mayor (aquí, el thriller). De este modo, no se singulariza, sino que se incluye; no se aísla, sino que se integra; no se convierte en problema sino que se añade como uno de los muchos aspectos que puede contener una vida. O una novela.

Así que lo que más me ha gustado de esta obra es que, aunque habla de la identidad de género (y a lo mejor incluso podríamos decir que es la primera novela juvenil trans de España; al menos sí es una de las pocas novelas juvenil trans españolas), es un thriller, una novela de intriga que tiene un planteamiento y en el que, sí, la identidad de género del protagonista es fundamental, pero hay más sustancia, más chicha, más emoción, más intensidad. Si no, se podría correr el peligro de que la obra solo le interesase a lectores que compartiesen las inquietudes de Eric. Así, puede interesarnos a cualquiera. Como debería ocurrir con todas las novelas.

Es un thriller y, como decía al principio, muy bien llevado: con una estructura que nos hace viajar en el tiempo para ir conociendo a Eric y las circunstancias que le han llevado a ese 13 de julio; con un ritmo que no da tregua; con un intriga que te pega a las páginas y a los personajes; con unos personajes humanos, entrañables, reales, verosímiles y verdaderos; y con una trama bien armada que culmina en un final satisfactorio y sin moralinas.

Así que no me extraña que esta novela haya ganado el Premio Gran Angular 2020. No sé cómo serían las demás participantes pero, desde luego, esta tiene calidad técnica, humana y literaria para alzarse con el galardón. Porque está bien escrita y porque, además, toca temas muy interesantes como el del acoso escolar y sus consecuencias, las relaciones familiares, la amistad, la fama o las sectas. Cuestiones que pueden resultar muy atractivas para los adolescentes (y que pueden ser, por ejemplo, trabajadas en el aula o un en club de lectura con ellos) pero que también resultarán seductoras para quienes hace ya (muchos) años que dejamos atrás la adolescencia. Y es que, si lo piensas, así deberían ser todas las obras literarias: interesantes por sí mismas, independientemente de la edad a la que vayan dirigidas.

Lidia Casado