Anika entre libros

La Tierra estuvo enferma

Ficha realizada por: Anika Lillo,Ysabel M.
La Tierra estuvo enferma

Título: La Tierra estuvo enferma
Título Original: (La Tierra estuvo enferma, 2011)
Autor: Laura López Alfranca
Editorial: Nowevolution
Colección: Volution


Copyright:

© 2011, Laura López Alfranca

© Diseño gráfico: Nowevolution

© Dibujo de portada: Elsevilla

© Nowevolution, 2012

Edición: 1ª Edición: Octubre 2012
ISBN: 9788493989545
Tapa: Blanda
Etiquetas: extraterrestres guerrilla lucha ciencia ficción sci-fi amor conflicto cultural conflicto racial alienígenas fantasía género fantástico juvenil romántica literatura española novela novela corta 15 años 14 años 11 años 12 años 13 años literatura infantil literatura juvenil invasiones conflicto ético convivencia
Nº de páginas: 167

Argumento:

Cuando la Tierra estuvo enferma los cuitls vinieron desde el firmamento para salvar a los humanos. A partir de entonces se creó una norma: por cada humano, un cuitl le acompañaría toda su vida. La relación entre ambos suele ser de amor fraternal, pero en ocasiones una humana y un cuitl se enamoran. Eso le pasa a Samantha Greenwood y, al ser correspondida, las cosas se agravan porque son ellos contra el mundo. Para más inri los orespoulos, otros alienígenas físicamente parecidos a los humanos, están allí para ocupar el puesto de los cuitls invadiendo la Tierra y extinguiendo la raza de los salvadores.

 

Opinión:

 

Anika Lillo

En cuanto leí el título de este libro quise leerlo porque soy una apasionada de las historias entre alienígenas y humanos. Puesto que soy una lectora sin complejos lo mismo me da leer a un extranjero que a un español, tanto si es un clásico como un recién estrenado autor. En este caso se juntaban dos cosas: española y novel. Y lo que he descubierto es que tiene cosas buenas pero también otras necesitadas de un buen repaso.

En la parte constructiva ya no me resultan tan importante en este caso las faltas ortográficas que se les han colado -que no son especialmente llamativas, pero las hay, y variadas (desde tildes donde no hacen falta a ausencia de las mismas, imperativos como "quedaros", laísmos…)-, ni las gramaticales -aunque se agradecería bastante leer un libro mucho más cuidado en este sentido porque indica que la autora ha publicado rápidamente un libro (o le han publicado) sin percatarse de que no estaba preparado para ello. Ha sido, en mi caso, la creación de escenas y escenarios poco trabajados y confusos, donde la autora ve perfectamente la escena y se olvida de que debe describirla mínimamente para que sepamos dónde estamos, con quién y quién habla y a quién, especialmente si pasa de un escenario a otro, porque lo que consigue con este tipo de escritura rápida basada en diálogos y saltos rápidos de escenario es confundir al lector. Hace años que escuché a Alfons Cervera decir que un buen escritor debe conseguir que una historia parezca simple gracias a un trabajo muy elaborado, o sea que al lector no le resulte complicado entender dónde está, cuándo y con quién (y qué está pasando), y que, sin embargo, eso haya supuesto para el escritor un esfuerzo para que no se note que ha trabajado (en realidad era una defensa a un libro aparentemente sencillo pero donde se percibe con mucha claridad que ha sido escrito meticulosamente para que todo sea lo más perfecto posible). A Laura López Alfranca le falta esta experiencia, y eso se nota. Debo admitir que para ser un libro tan cortito y de un tema que me interesaba me costó bastante más leerlo que las primeras doscientas páginas de otro que empecé nada más terminar este.

Personalmente creo que Laura tenía tantísimas cosas que contar, que convirtió una novela que podría haber sido sencilla y bonita, es una historia muy compleja y llena de variaciones, giros y escenarios, en algo que no supo llevar bien a cabo. Pero eso son únicamente "tablas". Experiencia. Nada que no se solucione escribiendo y leyendo más o acudiendo a talleres que le ayuden a mejorar y solucionar estos problemas.

Por cierto, yo imaginaba que éste sería un libro juvenil, pero para ser honesta me ha parecido apto para niños/as a partir de once años. Tengo una hija de esa edad y "La tierra estuvo enferma" es perfectamente una lectura que puede entender una cría de esa edad (obviando esos problemas gramaticales y de escenarios mal narrados). De hecho Laura plantea cosas muy interesantes para que niños tan jóvenes se empiecen a preguntar y debatir sobre el tema. Si mi hijo leyó "El corredor del laberinto" con 12 años recién cumplidos, no veo ninguna diferencia en que este lo lea otro de la misma edad.

La parte positiva, que la tiene como prácticamente cualquier libro, es que ha "reinventado" las invasiones -aunque no se cuente cómo son porque en realidad ya estamos en convivencia con los alienígenas-, y ha creado unas normas de convivencia muy curiosas. También esas críticas solapadas que se leen entre líneas me han parecido muy acertadas, especialmente cuando la supuesta evolución concluye aquí como una involución emocional. No se ha alejado mucho de otra crítica hacia aquellos que no aceptan lo que es distinto: Samantha y su cuitl se enamoran, pero jamás será aceptada su relación porque ella es humana y él, algo parecido a un hurón.

Me ha parecido muy gracioso y ocurrente que los cuitl lleven nombres aztecas y los orespoulos, nombres de dioses griegos. El por qué no lo cuenta, pero no deja de ser divertido.

La parte romántica es lo que menos me ha importado porque en realidad no me gustan las novelas de amor, no obstante Laura López Alfranca advierte de que estaba harta de leer historias de amor muy planas y que echaba en falta un romance con algo añadido que generara más curiosidad en el lector: en su caso son los alienígenas. Yo le diría que sí, que puede hacerse y muy bien, que basta con que lea -por ejemplo- la trilogía de Laini Taylor ("Hija de humo y hueso"), y que ella puede hacerlo mejor, porque se embarcó con muy poca experiencia en una novela muy compleja que contiene desde un nuevo orden mundial y unas leyes renovadas, hasta guerrillas, escenas tipo Matrix, torturas, falsas realidades y nada menos que cuatro razas si contamos con los híbridos...

Una historia, además de estar bien escrita, debe ser creíble: puedo creerme la historia de amor entre un alienígena y una humana (de hecho esa parte es correcta porque incide mucho en los sentimientos de ambos, pero yo ya estaba predispuesta a creérmela; aunque habrá a quien no le pegue ni con cola), pero no cuela que así porque sí, un par de adolescentes se conviertan en Rambo y Seagal sin haberme contado antes cómo se ha producido el cambio, cómo les ha afectado que su amiga se convierta en el enemigo público número uno, como para coger un par de armas y disparar sin problemas o meterse en una guerra para la que no estaban preparados sin que pestañeen siquiera. Lo mismo podría decir de las palizas que recibe Samy y que parece que hayan sido sólo dos bofetones de lo poco que le afectan.

Creo que Laura ha sido muy ingenua a la hora de meterse en este berenjenal tan complejo sin haber trabajado más estos perfiles y sus historias personales. Samantha y Tepu, su cuitl, son los personajes más elaborados por motivos obvios. El tercero en discordia es el chico guapo, Paul, aunque personalmente me ha parecido más interesante Ares, el orespoulos.

Cuando dije en twitter que estaba leyendo "La Tierra estuvo enferma" la propia Laura me preguntó si debía ponerse el casco ya. Yo le diría simplemente que siguiera escribiendo pero que no se lance a publicar nada sin haber permitido que otros autores o editores especialistas le advirtieran, antes, qué fallaba en su novela, porque es mucho más satisfactorio publicar algo digno de alabar (el que tenga cuatro críticas en contra cuenta muy poco) a algo donde se nota demasiado que está escrito por alguien que todavía tiene mucho que escribir y aprender.

La idea es muy buena. Quizás algún día leamos una versión extendida mucho más elaborada y mimada y podamos darle la enhorabuena como se merece un trabajo así.

Anika Lillo

 

 

Ysabel M.

Descubrí a Laura L. Alfranca con su anterior novela titulada "La otra cara del espejo", un relato que me sorprendió por lo bien escrito y construido que estaba y más tratándose de la primera novela de esta joven escritora. Por eso, cuando ví que Nowevolution lanzaba al mercado su nueva novela titulada "La Tierra estuvo enferma" no dudé ni un instante en solicitarla para poder hacer la reseña.

Hay una valentía por parte de la autora de ofrecer al público una historia diferente. Son pocas las novelas en las que se mezcla la ciencia ficción con el romanticismo.Sin embargo, he de reconocer, que comparada con la anterior este nuevo trabajo de Laura L. Alfranca es más flojito y el lector queda, cuando lo acaba, con la sensación de haber leído una historia bastante incompleta y a la que le falta, también, una corrección puesto que hay algunas faltas de ortografía en ella, principalmente laísmos.

Me ha costado bastante adentrarme en la historia que narra, de hecho he tenido que reiniciar varias veces la lectura porque me perdía. La idea original de la novela no es mala pero da la sensación de que la autora no ha sabido plasmar todo lo que tenía en su imaginación. Lo ha hecho, como he comentado antes, de forma rápida, como si tuviese prisa por escribirla y la hubiese entregado a la editorial sin revisarla.

Fallan los personajes. El arranque, cuando nos da a conocer a Samy, promete pero a medida que avanza la historia hay cosas que no se acaban de entender. Se supone que ella tiene 16 años, ¿de verdad una niña de su edad está ya pensando en novios y en bodas? Si se supone que está en un futuro, más o menos lejano porque no se especifica, ¿por qué hace tantas referencias a iconos de la cultura pop del siglo XX como es Coca Cola o las películas "Mouline Rouge" o "Matrix"? Cuando el lector lee esto se queda como perdido. Si se supone que estamos en un futuro en el que la Tierra ha experimentado un cambio estas referencias impactan porque no llegas a ubicarlas. Se entendería si la acción transcurriese a principios del siglo XXI o finales, pero en un futuro más lejano estos iconos y películas no serían conocidas por un gran público. Más que aportar naturalidad o realismo a la historia provocan el efecto contrario: le dan un aire artificial, postizo. Son perfectamente prescindibles.

Otro aspecto que hace que no acabe de haber una conexión entre el lector y los personajes es la relación que hay entre Samy y Tepu. Sí, éste es un alienígena, un cuitl, pero también es un hurón. La historia de amor que hay entre ambos no es nada creíble por muy ciencia ficción que tenga el relato. Y si, como dice la propia autora en el epílogo, buscaba con ello dar rienda a una relación amorosa diferente en mi opinión no lo ha conseguido. Es que el mismo personaje de Tepu llega a cansar, se hace un poquito pesado.

Son personajes muy planos, no acaban de estar bien definidos. La atracción que ejerce Samy en el prólogo y en los primeros capítulos se desvanece rápidamente. Lo mismo ocurre con el resto. Ya se ha nombrado a Tepu. No llega a convencer, suena rara esta relación que tienen los dos y más viendo que es un hurón.

Es aquí donde se aprecia de nuevo esta sensación de que la novela no está concluida, que le falta un repaso, una corrección exhaustiva.

Quizá uno de los pocos puntos positivos que tenga es la ilustración de la portada con ese dibujo tan "manga japonés" que llama la atención y atrae al lector.

Me sabe mal no poder extraer más puntos positivos a "La Tierra estuvo enferma" porque Laura L. Alfranca es una autora que vale, sabe escribir y tiene madera de escritora como muy bien demostró en su primera novela pero, en esta segunda, ha decaído su nivel. Comparando ambas da la sensación de que esta que estamos reseñando sea la primera y no la segunda porque es más inmadura, inconclusa. La frescura en la prosa que hay en "La otra cara del espejo" no está en "La Tierra estuvo enferma".

Una lástima porque, insisto, es una buena escritora.

Ysabel M

 

 

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