Anika entre libros

La tía Jolesch, o la decadencia de occidente en anécdotas

La tía Jolesch, o la decadencia de occidente en anécdotas

Título: La tía Jolesch, o la decadencia de occidente en anécdotas
Título Original: (Die Tante Jolesch oder der Untergang des Abendlands in Anekdoten, 1975)
Autor: Friedrich Torberg
Editorial: Alba editorial
Colección: Rara avis


Copyright:

© 1975, Friederich Torberg

© 2014, Alba editorial

© 2014, de la traducción, Isabel Hernández González

Traducción: Isabel Hernández González
Edición: 1ª Edición: Abril 2014
ISBN: 978-84-8428-996-8
Tapa: Blanda
Etiquetas: Viena, Praga, sociedad, ensayo, siglo XX, recuerdos, nostalgia
Nº de páginas: 392

Opinión del librero:

La obra evoca la vida en Viena, donde nació el autor, y en Praga, de donde procedía su familia, a lo largo de las décadas de 1920 y 1930.  Nacido en 1908, Friedrich Ephraim Kantor, su nombre real, contaba diez años al desaparecer el Imperio Austrohúngaro, su primera patria, treinta cuando Austria fue anexionada al III Reich alemán y uno más al estallar la II ª Guerra Mundial. Por esos motivos afirma que las épocas de crecimiento y formación de su vida han transcurrido...

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Argumento:

Friedrich Torberg tenía diez años cuando Viena dejó de ser una ciudad imperial y veinticinco cuando Hitler subió al poder. El imperio austrohúngaro y la burguesía judía, condenados a desaparecer, fueron su territorio espiritual, el escenario de una juventud poblada de tipos excéntricos y originales, «mezcla de ingenio y vivacidad». A esa época -y también a la más trágica del exilio- volvió los ojos en 1975 con la publicación de La tía Jolesch, o la decadencia de Occidente en anécdotas, que fue un gran éxito en Austria. Por sus páginas, entre Viena y Praga, luego entre Zúrich y Hollywood, desfilan viejos cascarrabias, familias ilustres, expertos en cerveza, artistas consagrados y bohemios sin remisión.

Friedrich Torberg nacido en Viena en 1908 y de familia judía, fue una de las fi­guras más polifacéticas de la Viena de entreguerras. En 1938 tuvo que exiliarse y gracias a la ayuda de Erika Mann llegó a Nueva York. Allí el Pen Club lo nombró uno de los 10 Grandes Escritores Antinazis en Lengua Alemana, junto con Heinrich Mann, Alfred Döblin y otros. En 1951 regresó a Viena. Tras el éxito de La tía Jolesch o la decadencia de Occidente en anécdotas publicaría una segunda parte, Die Erben der Tante Jolesch [Los herederos de la tía Jolesch] en 1978. Pocas semanas antes de su muerte en Viena en 1979 recibió el Gran Premio Nacional de Literatura de Austria.

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