La restauradora
Título: La restauradora
Título Original: (La restauradora, 2025)
Autor: Carmina Jiménez Varona
Editorial:
Almuzara
Colección: Almuzara Novela
Copyright:
© Perpetuo Socorro Jiménez Varona, 2025
© Editorial Almuzara, S.L., 2025
ISBN: 9791370200206
Tapa: Blanda
Etiquetas: Andalucía arte contemporánea misterio narrativa libros premiados literatura española novela corta vida rural emociones Restauración vecinos tradiciones
Nº de páginas: 200
Argumento:
Susana Leyva, una joven restauradora de arte, recibe su primer encargo relevante: restaurar una talla de un Cristo crucificado del siglo XVI en un pueblo de la Andalucía interior. Alrededor de esta imagen, se despliega una trama cargada de misterio, donde las tradiciones y el arraigo de la vecindad salen a la luz, uniendo y acompañando a los personajes a través del tiempo y el silencio.
Mientras avanza en su labor, Susana va desentrañando lo que permanece oculto bajo las capas: en la talla, en los otros, en sí misma. Porque no todo lo roto se deja restaurar con las manos. Descubre la complejidad de la madurez, los dilemas que marcan su camino y un drama íntimo que se entrelaza con las vivencias y anhelos de aquellos que la rodean, todos necesitados de aliento y consuelo.
Al final, queda una pregunta abierta y profunda: ¿para qué sirve el arte? Narrada desde lo cotidiano y con una mirada atenta a los detalles, esta novela rural traza el retrato de una realidad donde el pasado pesa tanto como el presente. Y, en medio de ese escenario, Susana: buscando recomponer los fragmentos sin perderse en el proceso.
Opinión:
"La restauradora", XXV Premio de Novela Rural Diputación de Córdoba, escrita por Carmina Jiménez Varona, se adentra en ese territorio donde cada grieta guarda una historia y cada capa, una verdad que solo espera a la mano paciente capaz de revelarla. Susana Leyva, una joven restauradora de arte, recibe su primer encargo relevante: devolver la vida a una talla de un Cristo crucificado del siglo XVI en un pequeño pueblo de la Andalucía interior. Lo que al principio parece un ejercicio técnico, una tarea minuciosa de retirar barniz viejo, repintes y sombras del tiempo, pronto se convierte en un viaje íntimo hacia lo que permanece oculto no solo en la madera, sino también en los otros y en ella misma.
Este libro, amigo lector, respira la tierra y el silencio de la Andalucía profunda, un lugar donde el pasado es un personaje tan vivo como los habitantes que custodian sus ritmos pausados y sus tradiciones. La autora traza con delicadeza el retrato de la comunidad: personajes que no funcionan como simples acompañantes, sino como portadores de memoria, herederos de historias que el tiempo nunca consiguió sepultar del todo. En esta sociedad, unida y a la vez dividida por lazos inquebrantables, Susana descubre que no todo lo roto puede recomponerse con las manos y que cada persona arrastra sus propios fragmentos en busca de consuelo.
El taller de restauración se convierte entonces en un confesionario laico donde la protagonista se enfrenta a su propia madurez, a los dilemas que la acompañan y al drama íntimo que late bajo su aparente serenidad. A medida que la figura del Cristo recupera su esplendor, ella misma se ve obligada a desprenderse de capas que creía necesarias para sobrevivir. El proceso de curar el arte se transforma en una metáfora de admirable riqueza: la autora nos invita a preguntarnos si seríamos capaces de aplicar a nuestra propia vida el mismo rigor, paciencia y ternura con que se restaura una obra maestra.
Ese escenario rural es el cuerpo de la novela, y en él se despliega la voz suave pero firme de la tierra. La Andalucía interior aparece sin artificios, lejos de los tópicos turísticos, como un territorio de profunda honestidad donde cada silencio tiene peso y cada gesto cotidiano funda un vínculo. La interacción entre Susana, mujer de ciudad, y los habitantes del pueblo revela una sutil colisión de mundos que refleja el contraste entre lo moderno y lo ancestral. Y es en ese cruce donde la novela alcanza su máxima fuerza: el drama personal de la restauradora se espeja en el drama colectivo de una comunidad que también busca recomponerse sin perder su esencia.
Narrada desde lo cotidiano y con una mirada precisa a los detalles, la novela es una profunda reflexión sobre la herencia: la que recibimos en forma de arte y la que cargamos en la piel por el simple hecho de haber nacido en un lugar que nos marca para siempre. Carmina Jiménez Varona construye un tapiz emocional denso y veraz, guiado por una prosa límpida, pausada, que invita a detenerse y a escuchar lo que las capas guardan, tanto en una imagen centenaria como en un corazón humano.
Al final, la novela deja una pregunta abierta y luminosa: ¿para qué sirve el arte? Tal vez para eso mismo que encuentra Susana en su viaje, para acompañar, para dar aliento, para recordar que incluso en la madera más antigua late una historia que merece ser contada.
"La restauradora" es, en esencia, una obra que arraiga, que nos vincula a lo auténtico y nos recuerda que, a veces, para hallar la dirección futura, es necesario hundirse en el peso y la belleza del pasado. Una historia imprescindible, una joya que pide ser leída con calma, como se contempla una obra restaurada que vuelve a respirar después de siglos.
Muy recomendada.
*Publicada por Almuzara.
Violeta Lila
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Comentario de los lectores:
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