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la mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama. obras cómicas

Ficha realizada por: Ariodante
la mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama. obras cómicas

Título: la mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama. obras cómicas
Autor: Fedor Dostoievski
Editorial: Nevsky Prospects


Copyright: Traducción de James y Marian Womack
Prólogo de Elvira Navarro
1ª edición: 2010 ISBN: 9788493746629
Etiquetas: autores comedia escritores humor literatura rusa rusos

Argumento:


Fiodor Mijailovich Dostoievski (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) es uno de los grandes autores rusos, que junto con Tolstoi y Turgeniev se alzan cual gigantes en la gran literatura del siglo XIX. Autor que nos sumerge en el alma humana como en un estanque de aguas profundas, su obra más conocida es dramática, seria, si podemos decirlo así. Los hermanos Karamázov, Crimen y Castigo, El Idiota, son obras donde su narración nos produce un impacto, una carga de profundidad.

Lo que tenemos ante nuestra atención hoy es un libro que aglutina tres relatos, curiosamente, cómicos. ¿Cómico, Dostoievski? Pues sí. No es que el humor no existiera en sus anteriores obras, pero el tono dominante en aquellas es completamente dramático. Cocodrilo, Bobok y La mujer de otro hombre y su marido bajo la cama, que da título al libro, son tres relatos absolutamente disparatados, en los que un hombre diserta sobre la humanidad desde el vientre de un cocodrilo que huele a goma, mientras su mujer se preocupa por si necesita comer o cambiarse de ropa; un grupo de cadáveres en fase de pudrición mantienen complicadas conversaciones sobre la moral y la posibilidad de ignorarla una vez superada la muerte; y por último, un infeliz marido celoso se pasa originando malentendidos a causa de su mal, llegando a situaciones límite de la confusión y el bochorno.

En el prólogo, Elvira Navarro nos sugiere que lo grotesco de estos relatos anticipa el expresionismo de Kafka  y más tarde, de Thomas Bernhard.

Opinión:


En estas obritas, sin embargo, descubrimos un Dostoievski ligero, que a pesar de todo sigue preocupado por el alma humana, por la psicología de sus personajes, pero lo expresa en un tono distendido y divertido. Nada que ver con el humor británico o incluso el humor de otros autores rusos, por supuesto. El humor de Dostoievski es algo más oscuro, pero humor al fin; un humor algo surrealista. El problema es que, a causa quizás de una traducción poco cuidada (me abruma la duda de si habrá sido traducido al inglés y del inglés al español), los enloquecidos diálogos, sobre todo en la última narración, que da título al libro, llegan a entremezclarse de tal modo que hay momentos en los que el sufrido lector se pierde irremisiblemente. Uno no puede reírse si no entiende el chiste. Pues bien, creo que es difícil encontrarles la gracia a estos relatos, ya que no acabamos de entenderlos bien. Las explicaciones, mediante larguísimos diálogos, no consiguen que nos demos cuenta de lo que pasa, incluso a veces, llegamos a dudar de quién habla en cada momento y a la mujer de quién se refieren.

El segundo relato, Bobok, sería el más salvable. Por lo simbólico y por un cierto aire onírico que se desprende de él. El narrador, pasando por un cementerio, acierta, en un momento de soledad y silencio, a escuchar susurrantes conversaciones provenientes del subsuelo, conversaciones que, al parecer, las almas de los muertos, aún ligadas como emanaciones olorosas a sus pútridas carnes, mantienen entre ellos, y son esas conversaciones de las que se desprende un cierto humor, pero sobre todo, se desprende una idea: en ese estado entre la vida y la muerte, como ectoplasmas que aún están ligados al mundo de los vivos en cierta manera, los muertos deciden prescindir de toda idea de moralidad y disfrutar de esos momentos previos a la disolución definitiva en la nada para “pensar/hacer” lo que les resultaba  prohibido cuando eran vivos al cien por cien. Incluso la sugerencia del mal olor reinante, que nadie entiende por qué lo perciben todos, lleva a la conclusión de que lo que huele mal son los pensamientos que destilan esas mentes putrefactas. Como relato surrealista, creo que es el más logrado.

La edición, en bolsillo, no está muy cuidada, y el diseño de la contraportada y solapillas, escritas en blanco sobre amarillo, marean por completo. Sugerimos a la editorial que le dé un toque a su maquetador o al diseñador, que parece ser el mismo traductor, por lo que quizás debería elegir entre una u otra opción y mejorar ambas. 
  

Ariodante
Febrero 2010

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