la muerte y la dolce vita

Opinión:

Stephen Gundle encontró por casualidad en un mercadillo del Trastevere un paquete de recortes de periódico que hablaban del asesinato en 1953 de Wilma Montesi; el relato de los sucesos que recogían los recortes de prensa despertó la curiosidad del autor que se tradujo en una exhaustiva investigación cuyo resultado es el presente libro La muerte y la Dolce Vita.

El autor sigue paso a paso la investigación, por llamarla de alguna manera, llevada a cabo por la policía italiana del asesinato de la joven Wilma Montesi. Visto desde la época actual, el asesinato en sí no tiene nada especial (por desgracia vemos casos peores habitualmente); sin embargo, la actuación de la policía, los encubrimientos y demás acontecimientos que lo rodearon, incluso hoy, resultan indignantes y explican en gran medida por qué se transformó en un escándalo que convulsionó toda Italia.

La investigación del asesinato le sirve de excusa al autor para retratar la Roma de la década de 1950. Nos ofrece una visión muy interesante sobre la sociedad de la época, la hipocresía reinante a todos los niveles sociales, la corrupción tanto de políticos como de policias, etc. Resulta un momento sumamente interesante; el fascismo de Mussolini, aún cercano, marcaba fuertemente la sociedad romana e italiana en general. Italia optó por cerrar los ojos al pasado, por el olvido de esa etapa oscura de su historia, sin exigir responsabilidades ni tan siquiera sustituir a muchos altos cargos políticos, lo que contribuyó en gran medida al mantenimiento y propagación de la corrupción.

Junto a esta Roma corrupta y degenerada, el autor retrata el lado glamouroso de la Ciudad Eterna, frecuentada por famosos actores de cine internacionales que se instalaban en la ciudad mientras rodaban alguna película o sencillamente para pasar sus vacaciones. Fue una época de esplendor en la que Roma atraía todas las miradas, era la ciudad de moda y punto de referencia del glamour.

El autor hace numerosas referencias cinematográficas, nos habla del rodaje de películas tanto italianas como de grandes superproducciones holllywoodenses, de los escándalos provocados por las estrellas más promiscuas, por algunas historias de amor como la de Rossellini e Ingrid Bergman entre otras; pero sobre todo se centra en la figura de Federico Fellini y en su película La Dolce Vita, analizando con detalle tanto su rodaje como su mensaje, reflejo de la sociedad romana de la época.

También nos ofrece un interesante análisis de la prensa de la época, del nacimiento de la prensa rosa y de los paparazzi. De hecho, el seguimiento que realizaron los periódicos del caso Wilma Montesi fue lo que desató el escándalo y llevó a su investigación, que no dejó de ser mayoritariamente una farsa, y puso al descubierto el lado oscuro de la sociedad romana.

Tratándose de Italia y dada la conexión de alguno de los sospechosos con la mafia y el origen siciliano de otros, no podía faltar el apartado dedicado a la Mafia en el que el autor explica cómo fue haciéndose con el poder, ampliando sus intereses (en parte provocado por la actuación estadounidense) y extendiéndose por todo el país.

Son muchos los temas que trata Stephen Gundle pero lo hace de manera ordenada y clara, utilizando un lenguaje periodístico, de fácil lectura, de forma que resulta sencillo de seguir y que capta la atención del lector. Y aunque se trata de hechos sucedidos en la década de 1950, en ciertos aspectos, resultan plenamente actuales.

La obra está ampliamente documentada; el autor se ha servido de los artículos periodísticos de la época, de los documentos oficiales del caso, tanto los de la policía como los judiciales, y de la bibliografía existente sobre el tema; todo ello recogido al final del volumen.

Lo más interesante es el retrato que hace de la sociedad romana e italiana en general, el análisis de los medios de comunicación y su participación en el desarrollo del caso, la parte histórica y cinematográfica; en resumen, todo el contexto en el que tuvieron lugar los hechos. Aquí es donde radica el valor de la obra y el asesinato de Wilma Montesi llega a desdibujarse y quedar en un segundo plano, porque su importancia estriba en lo que salió a la luz con su muerte, la cara oculta de esa Roma glamourosa que se presentaba al mundo como un paraíso pero escondía un trasfondo oscuro y depravado. Esa visión atrayente de la Ciudad Eterna aún perdura, en cierta medida, hoy en día aunque de vez en cuando sigue asomando su cara oscura, como en los recientes escándalos de Berlusconi, lo que nos lleva a pensar que las cosas, en algunos aspectos y salvando las distancias, no han cambiado demasiado.

Jaci Alía Arreche