Anika entre libros

la misma sangre y otros cuentos

Ficha realizada por: Patricia Esteban Erlés
la misma sangre y otros cuentos

Título: la misma sangre y otros cuentos
Título Original: (la misma sangre y otros cuentos, 2007)
Autor: William Goyen
Editorial: Páginas de Espuma


Copyright: Traducción y Postfacio de Esther Cross
© Doris Roberts and Charles William Goyen
© Traducción y Postfacio, Esther Cross, 2007
1ª Edición, Abr ISBN: 9788483930809
Etiquetas: autores escritores estadounidenses gótica gótico literatura americana literatura estadounidense literatura norteamericana norteamericanos

Argumento:


Diez relatos que nos permiten descubrir a este extraño autor norteamericano y sorprendernos y atemorizarnos con sus historias y personajes. Relatos que fotografían el gótico sureño, un mundo hecho de supersticiones arraigadas, de personajes anacrónicos. Un libro que se hace corto, inspirador y muy inquietante.

Hermanos que asesinan a sus hermanos, dulces gemelas barbudas, hombres que pasan media vida con el gusano que les crece dentro de la pierna, cestas en forma de armadillo, gallos con ojos de rubí que pesan en la memoria como un remordimiento y tormentas que asolan las vidas de los personajes son algunas de las cosas que podemos encontrar en esta joya lila, coeditada por La Compañía de los Libros y Páginas de Espuma.

Opinión:


Cada vez que recibo uno de los libritos coeditados por La Compañía y Páginas de Espuma no puedo evitar relamerme de placer. Es realmente encomiable su labor de difusión de pequeñas joyas literarias, pequeñas solo por el tamaño y la delicadeza de su presentación, cuidada hasta el último detalle. En esta ocasión ha llegado hasta mis manos un libro de cuentos de William Goyen, todo él lila, desde la cubierta minimalista al tono de las flores que iluminan la contracubierta. Unas flores, por cierto, dignas de adornar los cabellos de Blanche Dubois, la desequilibrada señorita sureña de Un tranvía llamado deseo, tan parecida a algunas de las damiselas retratadas por Goyen en algunos de sus relatos.

Debo hablar de este autor recién descubierto por mí y tan injustamente desconocido para una gran parte del público hispanoparlante desde la sorpresa y la inquietud, dos ingredientes que siempre me apetece encontrar en los libros que leo.  Y es que las principales virtudes de la prosa de este autor, admirado de forma manifiesta por Truman Capote, radican sobre todo en el universo oscuro, profundamente arraigado a una tierra y a sus extraños pobladores  que Goyen sabe mostrar en  sus historias. Muchas de ellas se instalan en el interior de la casa y narran de puertas para adentro los pequeños infiernos cotidianos de esas ciudades y pueblos sureños donde aparentemente nunca sucede nada. Porque bajo esa calma tensa el hombre y la mujer se sienten amenazados, como si una inexorable ley de correspondencias y maldiciones estuviera siempre a punto de caer sobre ellos con todo su terrible peso. Es por eso que algunos elementos aparecen de forma recurrente en los cuentos, martilleando con los peores presagios en cada página.

Así sucede, por ejemplo, con la simbología relacionada con fenómenos atmosféricos o  con animales. La tormenta exuberante que azota los territorios sureños, sometiéndolos, paralizando la vida de sus habitantes, encerrándolos en el refugio de las casas y las iglesias sería uno de los símbolos a los que Goyen vuelve una y otra vez, mostrando en toda su crudeza los efectos causados por esa irrupción de la naturaleza en la existencia humana, no solo por la devastación material que siembra, sino también por los extraños sucesos que suelen acompañarla. En ese sentido, es similar el significado asociado a la presencia de animales en relatos como La canasta, La misma sangre, El coyote o Zamour, historia de una herencia, sin duda mis favoritos de entre esta decena de cuentos de Goyen, que sabe tan a poco.

Hay una vinculación secreta entre el armadillo que repta entre las tumbas, el gallo azul, el coyote fantasmal o el felino negro y sus correlatos humanos, una suerte de complementariedad que conviene no tomarse en broma porque funciona como una ley de causa y efecto que puede acarrear consecuencias fatales. El miedo y el peligro no derivan tan solo de las tensiones raciales, no se hallan encarnados únicamente en las figuras espectrales del Kukuxclan o en la naturaleza bestial de los indios y negros huidos. Hay otras amenazas, pequeñas en apariencia, domésticas, rondando a los personajes, que nunca aciertan a comprenderlas en su momento.  Enemigos familiares también, pues Goyen retrata muchas veces cómo es en el propio hogar, entre padres e hijos, entre hermanos o primos carnales, donde se va alimentando un odio sordo y feroz, un rencor que desencadenará la fatalidad.

Los motivos citados son descritos con una belleza hipnótica y van acompañados, además, de un ritmo, de una prosodia peculiar que convierte cada relato en algo situado  a medio camino entre el cuento folclórico que se narra en voz alta y la balada triste con los que se entretienen las largas horas de la calurosa noche sureña. Goyen salpica de citas bíblicas sus historias, citas sentenciosas que se integran sin fisuras junto a párrafos en tono coloquial que transcriben los pensamientos o charlas de personajes inocentes, como el niño que descubre al hermoso muchacho agonizante en Preciada puerta.

Un libro hermoso y turbador que recomiendo a cualquier amante del género y a todo aquel lector que desee conocer a uno de los autores norteamericanos más personales que he tenido la fortuna de descubrir. 

Patricia Esteban Erlés

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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