la ciudad que fue. barcelona, años 70

Opinión:

En el año 1979, Federico Jiménez Losantos publica "Lo que queda de España". Este libro incluía, en primer lugar, un artículo con el que ganó el I Premio de Ensayo el Viejo Topo, más otros cuatro publicados en la revista Diwan – de la que Jiménez Losantos era su principal responsable - sobre Manual Azaña, Juan Goytisolo la normalización lingüística en Cataluña y por último, sobre Vázquez Montalbán y su concepción de lo castellano. También añadió varios ensayos inéditos dedicados a Juan Ramón Jiménez, José Bergamín, Alberto Cardín, Rosa Chacel y Lezama Lima. Pero sucedió que la revista Viejo Topo (la misma que concedió el premio) se negó a publicar el libro por considerarlo ofensivo. Jiménez Losantos protagoniza entonces una agria polémica en la que es acusado –precisamente por miembros del PSUC pero también por representantes de la literatura o el periodismo catalán como Carlos Barral, M. A. Campany, Montserrat Roig o Miquel Riera- de realizar en el libro alusiones peyorativas hacia la lengua y la cultura catalana y descalificaciones gratuitas a escritores catalanes, algo que según el periodista era completamente falso (los que lo criticaban ni siquiera habían leído el libro ya que todavía no había sido publicado). Finalmente, sería la revista Ajoblanco –rival de El Viejo Topo- la que terminará publicándolo.

En 1995, Ediciones Temas de Hoy edita una reedición de "Lo que queda de España" que incluye un ensayo más sobre el Estado Liberal; pero, en el año 2007, el nuevo equipo editorial le propone al periodista una nueva publicación, añadiendo tan sólo un nuevo prólogo. Pero cuando Jiménez Losantos se pone en la tarea se da cuenta que le está quedando demasiado largo, por lo que decide finalmente convertirlo en un libro de memorias. De este modo, a partir de un prólogo, surgió "La ciudad que fue. Barcelona, años 70", un libro que añade fotografías y documentos inéditos del archivo personal del autor.

"La ciudad que fue" incluye además un apéndice que contiene una relación cronológica de los atentados cometidos por el grupo Terra Lliure, además de un anexo documental en el que aparecen los cuatro ensayos sobre política lingüística incluidos en la edición de 1979 de "Lo que queda de España" más uno dedicado a la defensa del Estado Liberal, que incluyó en la edición de 1995.

A lo largo de estas memorias, Jiménez Losantos defiende y explica cómo la política nacionalista de Pujol iba enfocada a tratar de imponer el catalán a ciudadanos hispanoparlantes, desplazando o marginando el castellano como segunda lengua en Cataluña. En ese sentido, Losantos apoya más la postura de Tarradellas ya que le parece mucho más democrática. Asegura además que Cataluña ha sido bilingüe desde antes del Siglo XV – cuando era Corona de Aragón - y que incluso existieron autores de la época como Boscán de Almogávar que optaron por escribir su obra en castellano. Además, denuncia en varias ocasiones, con ejemplos concretos (que aparecen reseñados y comentados en la cuarta parte del libro también) cómo cualquier signo de oposición o de crítica al nacionalismo catalán era / es inmediatamente castigado, reprimido o simplemente considerado anti-catalanista.

En su opinión, ya entonces –durante los años setenta y parte de los ochenta – él ya venía venir los "peligros" del nacionalismo catalán y de la política de normalización lingüística que han terminado por convertir a Barcelona en la actualidad – desde su punto de vista - en algo muy distinto política y culturalmente a aquella ciudad de los setenta. Esta tesis aparece reflejada, en mayor o menor medida, a lo largo de todo el libro: la nostalgia por la Barcelona que fue y que ya no es.

Con respecto al libro en cuestión, tengo que decir que me ha parecido bastante interesante; en primer lugar: como crónica de un hombre que cambia sus ideas políticas ya que no las encuentra viables ni justas; por otro lado: como descripción de la cultura de los años setenta ya que se cuentan muchas cosas sobre vanguardias artísticas de diferente pelaje que irrumpieron en Barcelona, aparecen referencias a publicaciones literarias o filosóficas y a personas que protagonizaron este tipo de acontecimientos (pintores, cineastas, artistas, personajes curiosos como Ocaña, etc.); se cuenta la música que se escuchaba por aquel entonces, se describen los ambientes progres o más frívolos de moda o comentan las lecturas intelectuales de corte marxista, freudiano, semiótico que había que leer para estar en la "onda" por aquel entonces. También son dignas de reseñar las ilustraciones que aparecen en el libro que reflejan portadas de discos o de libros, carteles de cine, fotografías de personajes del momento…

Por tanto, estos dos aspectos son los que me provocaron un mayor interés: los que podríamos llamar más "humanos" de la historia y también los más pintorescos, culturales o sociológicos.

Sin embargo, no me motivan tantos los temas políticos. Esa obsesión de Losantos por el tema del nacionalismo catalán, el bilingüismo, la presunta discriminación a los que quieren hablar castellano etc. –aunque pienso que no está falto de razón en algunos de sus argumentos y en muchas ocasiones resulta bastante clarificador– me termina cansando un poco ya el tema que ocupa un tanto por ciento bastante importante del libro y me pareció un poco excesivo, la verdad.

Además, con frecuencia, ese afán por querer explicarlo todo por parte del autor, de exponer todas las opiniones en contra, las críticas o las descalificaciones que recibió por parte de los que no estaban de acuerdo con sus ideas, así como fragmentos de artículos, documentos, testimonios escritos (algunos los reproduce íntegros) suyos o ajenos para fundamentar sus argumentos, que sin dejar de ser muy ilustrativos a mí al menos terminaron por apabullarme bastante. A pesar de eso, me parece un libro bastante más interesante que lo que pudiera parecer a priori. Que todo lo que expone Jiménez Losantos me parezca bien, pues eso tampoco, pero sí que pienso que todo lo que cuenta resulta muy ilustrativo para entender muchas de las cosas que están pasando en la actualidad y también como reflejo de una época, los años setenta, de nuestro país de los que se ha hablado muy poco en realidad o, al menos, pienso que no lo suficiente.

Pensar que "La ciudad que fue" puede desprender un cierto aire de panfleto tampoco es descabellado. Pero supongo que el lector es suficientemente inteligente para saber separar el grano de la paja en ese sentido, qué cosas se dicen con fundamento y cuáles obedecen a otro tipo de motivación. Digamos que básicamente estaría bastante de acuerdo con algunas de la tesis del autor, pero que no me gusta mucho el tono que emplea en muchos momentos, ya que lo considero demasiado agresivo. Es decir que en muchas ocasiones a Jiménez Losantos le pierden un poco las formas, pero esto no quita que muchos de sus argumentos me parezcan bastante convicentes, aunque no de un modo tan radical.

Joseph B Macgregor