Anika entre libros

La casa y el cerebro. Un relato victoriano de fantasmas

Ficha realizada por: Anika Lillo
La casa y el cerebro. Un relato victoriano de fantasmas

Título: La casa y el cerebro. Un relato victoriano de fantasmas
Título Original: (The Haunters and the Haunted: or, The House and the Brain, 1859)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Impedimenta


Copyright:

© Editorial Impedimenta, 2014

© Traducción: Antonio Agüero Herranz, 2013

Diseño colección: Enrique Redel

Traducción: Antonio Agüero Herranz
Edición: 1ª Edición: Noviembre 2013
ISBN: 9788415979029
Tapa: Blanda
Etiquetas: fantasmas época victoriana sobrenatural inmortales literatura inglesa novela novela corta terror miedo horror casas encantadas visiones mesmerismo
Nº de páginas: 101

Argumento:

En contra del consejo de amistades y gentes relacionadas con la propia casa protagonista, un hombre decide pasar una noche junto a su perro y su criado en la vieja casa encantada donde nadie permanece ni unas horas porque todos huyen despavoridos tras vivir horribles experiencias sobrenaturales. Y no sólo lo hace si no que es testigo de esas vivencias terroríficas, pero él tiene una teoría que se refuerza al encontrar una habitación escondida y cerrada: el horror de esa casa lo dirige un cerebro que no está allí.

 

Opinión:

 

Es difícil que yo no me fije en una historia de terror, menos aún si es de corte clásico, y ya ni os cuento si me entero que de ella han dicho gentes como Lovecraft o Lafcadio Hearn que es una de las mejores historias de casas encantadas y fantasmas que han leído. Naturalmente los que busquen libros tipo pelis hollywoodienses de sustos y chorradas no encontrarán aquí el encanto de lo clásico, de lo nuevo de otra época, aquello que en su día provocó terror y que hoy enamora e inquieta a partes iguales. No sólo es original en esencia, es que además recrea a la perfección la pesadilla, aunque ésta la vivan despiertos sus personajes. Crea mucha expectación, es verdad, y como es novela corta poco será lo que vivamos con el protagonista sobresaltado, pero no deja de ser maravillosa esa parte en que nos es descrito lo que vive el testigo y con qué determinación lo hace.

Es una narración sencilla, sin florituras ni rodeos, sin embargo se percibe clásica desde las primeras líneas, no sólo por la ambientación sino por algunos momentos de los diálogos entre los personajes o la propia narración del protagonista.

¿Qué es el mesmerismo? Mesmerismo es, según la RAE, "Doctrina del magnetismo animal, expuesta en la segunda mitad del siglo XVIII por el médico alemán Mesmer", y si lo ampliamos, dado que de esto va "La casa y el cerebro", esta doctrina hablaría de la existencia de un éter invisible o fuerza universal que atravesaría los cuerpos de los individuos, fluyendo libremente y llenándolos de vitalidad, dando un poder de sugestión mental llamativo: el que poseía el propio Mesmer. En cualquier caso ese éter invisible sería capaz de influir en objetos y mentes, provocando cambios (movimiento) o visiones, porque tendría propiedades magnéticas manejadas a voluntad. El narrador de esta historia está convencido de que los fantasmas que acosan a los visitantes de la casa no son realmente fantasmas a pesar de que descubre que allí hubo crímenes espantosos. Con esta premisa cualquiera creería en el fantasma y el remanente o la impregnación, pero nuestro narrador está convencido de que se trata de mesmerismo, de que alguien se esconde detrás de esos sucesos.

Y hete aquí que en la casa encontrará una imagen que volverá a ver cuando salga de allí, y esta le lleve (y nos lleve) a la segunda parte de la historia. Aquí nos encontramos con una pieza inquietante aunque de otra forma, con un personaje mesmérico al que se enfrenta el caballero, y que nos ofrecerá una exposición de mesmerismo precisamente cuando se enfrente a él.

Que nadie crea que lo estoy contando todo. El contenido de mi reseña se puede leer prácticamente en la contraportada, aunque resumido. Lo importante, por ello, no es sólo lo que cuentan, si no cómo se vive una historia así en un mundo victoriano donde aún era mucho más fácil creer en seres sobrenaturales o personajes misteriosos como Saint-Germain. Nosotros somos más de la época de John Titor y nos  duró tan poco la historia que creo que nos dejaron huérfanos de misterio.

Recomiendo, naturalmente, esta historia con el sabor del miedo atávico, de los personajes enigmáticos ante los que la piel se erizaría, porque te lleva a un momento y a una vivencia única que, con razón, Lovecraft y Hearn alabaron.

Anika Lillo

 

 

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