la bruja de dark falls

Opinión:

Leyendas, historias, maldiciones, cada pueblo y ciudad suele tener la suya propia, esa que se cuenta cada noche para asustar a los niños o que se dice como advertencia porque todos conocen a alguien que sufrió las consecuencias. Desde la Santa Compaña, hasta la (ficticia) Bruja de Blair circulan boca a boca entre los adolescentes ávidos de emociones fuertes a los que les encanta pasar miedo, incluso hay una maldición cibernáutica que gozó de cierto éxito, Blindmaiden, la doncella ciega que te sacaba los ojos bajo circunstancias concretas. Todos estos mitos forman parte de nuestra cultura popular y siguiendo las pautas de todas ellas se crea “La bruja de Dark Falls”.
 
Giovanni del Ponte imagina una historia muy bien entrelazada y excelentemente ambientada, de esas que a los que nos gusta el terror devorábamos cada noche en nuestra adolescencia y que cumple con creces su misión de atemorizar al sector al que va dirigida. Con una atmósfera que recuerda a la que Tim Burton plasmara en la gran pantalla para “Sleepy Hollow”, nos vamos adentrando en un universo misterioso, con presagios funestos en cada movimiento de las hojas de los árboles, cielos grises, noches tormentosas que se ven iluminadas por los rayos que surcan el cielo, todo ello muy tétrico y que funciona a la perfección en una pequeña localidad como es Dark Falls.

La creación del mito desde sus cimientos está muy elaborada apoyándose en las creencias populares sobre las brujas, sus ritos, aquelarres, pactos con el demonio y el temor de las gentes de la época, un gran trabajo que nos hace fácil creer que Maryann bien pudo ser una de las famosas brujas de Salem. Oculto en todo este escenario terrorífico se encuentra la idea central de la comprensión hacia el que es diferente y del peligro de dejarse llevar por la histeria colectiva para acabar erigiéndose en verdugo de alguien, pero también la necesidad de la comunicación entre los seres humanos. Esta comunicación se centra principalmente en las relaciones entre padres e hijos en la que ambas partes tienen que llegar a entender que su papel no es fácil, y que se debe ceder en muchas ocasiones; cometiendo errores se madura, aunque a los padres les cueste asumirlo.

En este sentido, tanto humano como espectral, la novela roza la perfección. El problema es que ante la madurez del mito creado, con muertes explícitas y pasajes verdaderamente característicos de la literatura de terror, los personajes se comportan con cierto infantilismo, con un humor muy poco acertado que nos saca del ambiente lúgubre creado, limitándose lo mejor de la historia, por este motivo, a los ataques fantasmales, a las apariciones demoníacas, quedando un tanto desdibujado el conjunto. Una lástima porque se podría haber creado una novela redonda si se hubieran evitado esos detalles humorísticos que el lector de esa edad, amante de emociones fuertes, no busca en este tipo de lecturas.

Si quieres adentrarte en el bosque una lluviosa noche de invierno, ¡adelante! Espero que encuentres a “La bruja de Dark Falls” antes de que ella te encuentre a ti porque ninguno que ha visto su rostro ha vivido para contarlo.

Patricia Rubiera