interneteo y aparatuquis (comic)

Opinión:

Pues está todo dicho con el argumento: un libro para reirse, a veces a carcajadas por resultar hilarante, otras para sonreir e incluso para los más críticos, para reflexionar, porque nos relata y delata, nos calca y nos parodia, se burla y en realidad lo único que hace es describir una realidad… Hace falta tener sentido del humor para verse reflejado en algunas viñetas –no coincideremos en todas, obviamente- pero incluso sin él las reflexiones gráficas contienen el suficiente humor propio, las suficientes ocurrencias, como para disfrutarlas sin parecer que te estás mirando en un espejo. Eso sí, todo aquel que no sea utilitario de móviles, ordenadores, software y no sé cuántos programas gratuitos de la red, difícilmente entendería este tomo; o sea, tu abuelita, tu perro o tu hijo recién nacido.

Mauro Entrialgo tiene un blog en elpais.com cuyo estilo es el mismo que el de sus viñetas, y cuyas viñetas, obviamente, han ido saliendo en la red hasta topar con la Diábolo Ediciones, que ha tenido la fantástica idea de llevar las imágenes a papel. Una encuadernación, además, sólida, de tapa dura, hojas consistentes, de tamaño cuadrado y muy cuidado. Ya lo hizo Diábolo anteriormente con “El joven Lovecraft”, un auténtico exitazo de José Oliver y Bartolo Torres que aun mostrándose en la red va por la tercera edición en papel y sigue agotándose. Y es que está muy bien eso de ver el humor gráfico en la pantalla, pero llevártelo por ahí y descojonarte en el tren, en la sala de espera de una clínica, mientras salen los niños del cole, o simplemente tumbado en el sofá, es un gustazo que sólo te lo permite el libro entre las manos.

En el caso de “Interneteo y Aparatuquis” no sólo están las viñetas al estilo chiste, si no que también tiene secciones que aparecen de vez en cuando y que son igualmente protagonistas. Para dejarlo bien claro: si por un lado tenemos a Carlitos, a su madre, a Silvia y Abel, a Tom el de MySpace y al propio Mauro Entrialgo, también tenemos aquel viejo chiste de “se abre el telón y se ve…” pero a un modo más tecnológico, o sea, “se inicia la aplicación y aparece…”.

Asimismo Satán y sus conversaciones con su asesor tecnológico tienen su propias viñetas, como una Silvia cualquiera.

Mención aparte merece el hombre que manejaba su restaurante como una empresa de venta de vuelos online, que tiene un comienzo y un seguimiento alternado entre otras viñetas, y que demuestra la capacidad de Mauro Entrialgo de retorcer las palabras para mostrar una sola idea. Es como aprender otro idioma, tenemos el francés, el alemán, el inglés, el portugués… y también tenemos el del restaurante de este hombre tan singular. Falta ponerle el nombre.

Lo más divertido de todo es lo real que es lo que cuenta. Hace falta muy poco sentido del humor para disfrutarlo, porque las viñetas de por si saben reirse y contagiarte. Eso sí, no todo nos hará reir igual e incluso puede que nos perdamos en algunas de ellas, todo depende del conocimiento de internet y de la tecnología que se tenga, pero ¿quién no conoce google, myspace, los correos electrónicos con nombres como Isidoro Williams que todos confundimos con spam, los .jpg, los móviles, los blogs…?

Si me he reído a carcajadas con algunos son los que más me he sentido identificada, y creo que igualmente le pasará a todo lector: aquella viñeta con la que sienta identificado será de sus favoritas. Para mí la de los mandos a distancia repartidos en el salón es de las muy buenas (seguro que otros no opinan lo mismo) porque en mi casa ocurre algo así. Igualmente lo de las estadísticas, a pesar de que yo tengo que mirarlas continuamente para borrar el espacio consumido ya que tiene un límite que se rellena muy pronto (en mis webs y en mi blog) lo cierto es que su reflexión acerca del tiempo dedicado a la importancia de las estadísticas es, como dirían los mexicanos, rebueno. Ahora bien, aunque me he reído mucho, que sepas Mauro que me ha dolido aquel de la serie “costumbres odiosas en el uso del correo electrónico” que se refiere a la firma larga… y es que algunos tenemos algo más que poner aparte de nuestro nombre, jajajaa.

Entrialgo, por atreverse, se atreve hasta con el chiste de un inglés, un francés y un español, o con una comparativa de “ni tanto ni tan calvo”, o aquello de los momentos decisivos de la historia del mundo digital... hasta con reflexiones a las que ha debido darle muchas vueltas para llegar a simplicarlas hasta el punto de que nos hacen soltar la risa por lo simples que son y lo poco que hemos pensado en ellas. Démosle cuerda y veremos hasta dónde llega.

Sinceramente amigos, cuando recomiendo algo, y mucho, es porque creo que vale la pena, y esta vida es muy jodida para no reirse de vez en cuando. Lo que os propongo yo es que os descojonéis con total libertad. “Interneteo y aparatuquis” es recomendable para la salud mental.

Anika