Anika entre libros

Historia secreta de la bomba atómica

Ficha realizada por: Violeta Lila
Historia secreta de la bomba atómica

Título: Historia secreta de la bomba atómica
Título Original: (Fallout. Conspiracy, Cover-Up, and the Deceitful Case for the Atom Bomb, 2018)
Autor: Peter Watson
Editorial: Crítica
Colección: Memoria crítica


Copyright:

© Peter Watson, 2018 

© de la traducción, Amado Diéguez Rodríguez , 2020

© Editorial Planeta, S.A., 2020

Traducción: Amado Diéguez Rodríguez
Ilustraciones: B/N
Edición: 1ª Edición: Octubre 2020
ISBN: 9788491992141
Tapa: Dura
Etiquetas: franceses energía nuclear científicos conspiraciones ensayo espías Hiroshima Japón Historia II Guerra Mundial libros ilustrados militares literatura inglesa ingleses rusos secretos bomba atómica Einstein Stalin armas información desclasificada comunistas Roosevelt Los Álamos proyecto Manhattan física nuclear documentos de confidencialidad histórico fotografías
Nº de páginas: 496

Argumento:

El tema de este libro no trata de las maniobras que llevaron a que la bomba atómica fuera utilizada en Japón, no, el tema principal de esta obra se centra en los años anteriores. Peter Watson, gran historiador intelectual del siglo XX, nos muestra cómo surgió y cómo fue desechada por los científicos la idea de construir un arma nuclear. Comenta que un pequeño grupo de conspiradores, asentados en el poder, tomó por su cuenta, tal como revelan unos documentos desclasificados en estos últimos años. Revelará la decisión de construir y emplear la bomba atómica, un arma que por lo visto nadie quería realmente y que no era necesaria, contra lo que se dice, para acabar la Segunda Guerra Mundial.

Aquí el oscuro secreto que destapa el autor fue que la bomba atómica no se lanzó para finalizar la guerra del Pacífico, sino que su fin era advertir a aquella Rusia de Stalin. Cuenta también que ninguno de los científicos que construyeron la bomba sabían realmente su propósito y que el objetivo era la disuasión rusa.

 

Opinión:

 

Peter Watson, en este libro, pretende explicar, básicamente, cómo se llegó a construir un arma que según él no se necesitaba. Cuando digo construir me refiero a las razones, en este asunto la justificación que se usa para la bomba atómica es muy elemental: derrotaría a Hitler y terminaría más rápido la Segunda Guerra Mundial, salvando vidas.

Después de terminar el libro deciros que no estoy de acuerdo con bastantes asuntos. Alabo que haya usado una narrativa que engancha dentro de lo que es una investigación densa, aunque para mi entender no acertada. El autor dice que el armamento nuclear nunca debió crearse y si se hizo fue porque hubo desconfianza entre los propios aliados. No sé a qué desconfianza se refiere, la verdad, porque entre ingleses y estadounidenses y franceses no había grandes problemas. Con los otros, los rusos, pues la cosa era distinta, aun así, demasiada cuerda les dieron.

Entre estas páginas el orgullo, incluso la violencia política, se entrelazan en la construcción del libro, a la vez que enseña la verdadera cara de los líderes mundiales. Peter insiste repitiendo en varias ocasiones que esta arma nuclear nunca debió existir.

Repito, su escritura es muy buena, fechas, nombres, ciencia y datos de biografías se dan de la mano complementando un momento histórico, esto me valió para seguir leyendo, aunque muchas cosas no me encajaban, no detuve la lectura en ningún momento para ver hasta dónde llegaba Watson, no me gusta criticar sin motivos. Hay bastantes cosas que se repiten, otras sin mucho sentido y algunas parecen sólo dejadas para rellenar páginas. Este escrito nuclear se centra en el trío compuesto por americanos, ingleses y soviéticos. Luego nos lleva a cómo fue el desarrollo de la bomba durante la guerra.

Para escribirlo dice basarse en unos documentos desclasificados. Las principales razones que usa Peter Watson en sus argumentos es que los británicos no comunicaron sus conocimientos de que los alemanes habían renunciado a fabricar armas nucleares y que Estados Unidos no compartió información con los ingleses sobre la infiltración rusa en el proyecto Manhattan, despreciando a los rusos, siendo como eran aliados. También expone que algunos científicos se hubieran negado a su fabricación de saber la realidad y que al militar Leslie Groves le pudo su propia ansia de probar esa arma.

Vale, vamos por partes.

Lo que nos viene a decir es que esa desconfianza viene de que los británicos no dijeron a los estadounidenses que sabían que los alemanes no tenían capacidad para desarrollar el arma nuclear, lo cual es una tontería, porque no la tenían y los americanos lo sabían. La segunda pista de esa supuesta desconfianza que tanto altera a nuestro autor es que los estadounidenses no compartieron la información sobre la infiltración comunista en el proyecto Manhattan, lo cual es otra cosa que no encaja, ya que la desconocían hasta mucho más tarde, y claro que los ingleses lo supieron, Klaus Fuchs poseía la nacionalidad británica.

Por otro lado, la existencia de armas nucleares es lo que hizo que no estallara una guerra a gran escala entre soviéticos y sus aliados y el resto, nadie dio el paso, ni lo da, por lo que supone. Además, da una capacidad estratégica ante peligros extremos, por eso lo ideal sería evitar que la tengan más países de los que ya la disponen.

Luego insiste en que trataron con desconfianza a Stalin...Vaya, increíble, ¿no? Que fueran aliados y, sobretodo, Roosevelt, que era de izquierdas, tuviera debilidades con la URSS, no quiere decir que fueran tan tontos de darle todo lo que querían y respecto a Groves, que era el coordinador militar del proyecto pero un don nadie respecto a la estrategia estadounidense en la guerra, importa muy poco o nada lo que pensara.

Watson insiste que en esos documentos secretos los científicos desecharon la idea y de que todo fue creado por un grupo de conspiradores en el poder, pero no fue así. La realidad es que un equipo de investigadores alemanes descubrió la fisión del uranio y la noticia corrió entre los científicos, porque en esos momentos de guerra las comunicaciones científicas estaban interrumpidas. La noticia llegó a Inglaterra a través de Niels Bohr. Las implicaciones eran inmediatas, tanto civiles (energía nuclear) como militares (armas nucleares). Hubo gran preocupación por si el régimen alemán podría hacerse con algo así y algunos físicos convencieron a Einstein, de enorme influencia por su renombre, para que escribiera una carta al presidente Roosevelt poniéndole en guardia ante tal peligro, la carta se tomó muy en serio.

El proyecto Manhattan no  fue ninguna conspiración como insinúa este autor, las cosas ocurrieron así. Construir una bomba nuclear no es tan sencillo como parece y mucho menos entonces, donde sólo existía la teoría y había que hacer toda clase de ingeniería. No fueron un pequeño grupo de conspiradores asentados en el poder, ni de científicos con dudas. La realidad es que se formó con algunos de los mejores físicos, químicos e ingenieros del momento que, bajo la dirección de Oppenheimer y el control militar de Groves, construyeron el arma. Por un lado, construyeron el primer reactor nuclear del que han salido todos los de ahora y también para obtener el plutonio necesario para las bombas.

La tesis del autor de lo que se hizo contra la URSS no es cierta, desde luego que no iban a dejar que la tuvieran otros primero pudiendo hacerlo ellos, no había ninguna duda de que la usarían contra quien fuera si no quedara más remedio (Stalin no se lo habría pensado ni lo más mínimo si la hubiera tenido primero), y desde luego sería la mayor imbecilidad del mundo compartirla con tu potencial enemigo, por mucho que Roosevelt fuera un filo comunista y fueran, en esos momentos, aliados de esas maneras. ¿Acaso los rusos les dieron a los aliados el secreto de sus tanques, los mejores de la guerra? Decir que la tecnología de la bomba fisión debieron compartirla con Stalin es una barbaridad.

La pregunta clave que deja Peter Watson es que esa arma no se necesitaba. Pero si nos ponemos con este pensamiento entonces las armas de hierro no eran necesarias teniendo las de bronce, las de bronce teniendo hachas y lanzas de sílex y así. Todo avance en armamento o de cualquier clase no es necesario en principio, pero sí lo es, te da superioridad ante el enemigo. Las armas nucleares terminaron una guerra, le guste o no a este escritor, y luego, por desgracia, por culpa de traidores, las obtuvieron los rusos como arma disuasoria que impidió, e impide una gran guerra al alcance de unos y otros.

En fin, hay bastantes asuntos que no son ciertos tal como quedan en este libro, pero hay otros que si están bien complementados, tienen una base real y son bastante interesantes. A mitad del libro hay fotografías en blanco y negro de físicos nucleares, científicos, militares, espías, que participaron en este proyecto, también de los Álamos y las ruinas de Hiroshima.

 

Violeta Lila

 

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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