goebbels. una biografía

Opinión:

El pérfido diablo cojo. Este calificativo, expresado por Georg Strasser, podría servir perfectamente para definir la personalidad de Paul Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler y el jefe (gauleiter) del distrito de Berlín.

Si un compañero de su propio partido, como era Strasser, quien murió en la noche de los cuchillos largos, era tan devastadora hacia la figura de Goebbels, habrá que pensar que para el resto tendría que ser aún peor. Y, sin duda, a medida que avanzamos por las páginas de esta extensa biografía, así se nos muestra el personaje en cuestión. No hay el más ni un sólo resquicio para la benevolencia.

Goebbels no tenía el más mínimo escrúpulo y únicamente la lealtad casi, o sin casi, enfermiza a Hitler, era lo que le hacía no traicionar al dictador pese a que en más de una ocasión se sintió vilipendiado y menospreciado por él. Hay abundantes pruebas a lo largo del texto.

No tenía nada parecido al sentimiento de fideldad, era feroz, demagogo, antisemita furibundo, manipulador, machista, servil cuando le convenía, traidor siempre, tergiversador y un orador más o menos aceptable. Fue uno de los personajes más siniestros del entorno hitleriano.

Reuth afirma que fue el verdadero creador del Hitler divinizado y que sin esa creación el cabo austriaco no habría logrado su obra de seducción destructora. Por tanto su responsabilidad es absoluta.

Pero la obra de Reuth, además de permitirnos conocer con bastante exactitud a qué clase de personaje nos enfrentamos, nos da la oportunidad de adentrarnos en el mundo terrible del propio partido nacional socialista y en la serie de personajes que lo conformaban.

Se deshace así esa imagen, que ha persistido durante años, de una organización unida, resistente y monolítica, con una jefatura consolidada en torno a Hitler y sin fisuras. Nada más lejos de la realidad. La corrupción era la divisa de una organización infame desde su nacimiento hasta su fin. Nadie se salva. Las escisiones, las rivalidades internas, los odios personales, entre los que uno de los mayores atizadores fue Goebbels, eran la moneda de cambio frecuente, en una organización en la que había facciones irreconciliables hasta el extremo de que una de las dos (Hitler) acabó de forma sangrienta con la otra (Röhm) para tener el dominio absoluto, no ya dentro del partido, sino entre la sociedad alemana.

Es este un tema interesante, pues podemos comprobar como un sector que tiende más al socialismo "a la alemana", que al nacionalismo fue barrido por Hitler para contentar al ejército y a los empresarios que daban generosas aportaciones para la causa.

Buena parte de la obra de Reuth, que tiene una documentación verdaderamente apabullante, se basa en los diarios del propio Goebbels y en una ingente labor de investigación lo que le da una credibilidad a prueba de duda.

Goebbels aparece como uno de los grandes responsables de la catástrofe a la que el partido nazi sometió a Alemania y, como consecuencia de esta, a todo el mundo. Partidario de la guerra total y absoluta, aplicó esta creencia hasta el final y no le importó en absoluto sacrificar a cientos de miles de personas.

Resulta especialmente terrible la decisión tomada en unión con su no menos fanática mujer -Magda- de asesinar a sus seis hijos porque para ellos una vida después de Hitler no sería soportable.

En definitiva se trata de una obra esencial para quienes están interesados en conocer con más exactitud la historia del Tercer Reich a través de las personas que fueron sus máximos dirigentes. Conocer a Goebbels aclara muchas de las dudas que sugen sobre esa terrible época.

Txema Ruiz