Giordano Bruno. Espíritu infinito y libre

Opinión:

Durante dos décadas los autores se dedicaron a indagar y estudiar la vida y personalidad de Giordano Bruno a través de sus propios escritos así como de todo aquello que quedó sin quemar, porque como sabéis a la iglesia católica le gustaba mucho aquello de quemar lo que no coincidía con sus dogmas. Tanto así que a Giordano Bruno lo quemaron en la hoguera. No obstante Félix Arenas y Maricarmen Olázar parecían ir llevados de la mano del propio Bruno, pues hasta en los archivos del Vaticano más difíciles de acceder pudieron investigar.

Obviamente, como en la vida de Jesucristo, todo no estaba escrito, de modo que rellenaron huecos, pero no tuvieron que inventar a la hora de escribir estas líneas porque el propio Bruno dejó escritos con sus recuerdos de su vida, reflexiones de sus propias experiencias, etc, y eso hizo que los autores sólo tuvieran que poner en su boca frases que evocaran aquellos momentos cruciales. Por el propio Bruno se conocían sus orígenes (le llamaban el nolano debido a su nacimiento en Nola), a su familia, la influencia positiva o negativa de los maestros de los que aprendió o intentaron que desaprendiera, a la persecución a la que fue sometida, todos sus viajes de aquí para allá buscándose la vida y tratando, siempre, de estudiar, refugiándose en los libros, o las personas que se cruzaron en su camino, buenas y malas.

Esta es una biografía algo densa porque no busca el entretenimiento, sino el conocimiento, y tal ha sido el deseo de sus autores que no han dejado etapa de su vida por narrar. Ello se debe, también, a que Giordano Bruno sólo tenía dos intereses máximos en su vida: seguir estudiando y aprendiendo, e intentar convencer al mundo de que sus teorías eran reales, dos motivos que le hicieron demasiado vistoso a la fanática religión a la que pertenecía en una de sus peores épocas, la de la 'santa' inquisición. Estos dos intereses se repiten una y otra vez a lo largo de la obra, por lo que puede parecer repetitiva, pero debemos entender que a pesar de que Bruno viajó y trabajó en distintas ciudades e incluso países, su quehacer fue siempre el mismo.

Para amenizarla los autores han tenido el detalle de añadirle conversaciones, por lo que a veces da la impresión de que estamos ante una novela, así el libro está a mitad de camino entre novela y biografía.

Desde luego, quien quiera conocer la biografía de Giordano Bruno, o todo aquel que esté interesado en cosmología o la infinitud el universo, debe recurrir a este libro.

Una llamada de atención a la portada: alguien me dijo que al verla pensó en libros de autoayuda, pero si sois observadores veréis que nada tiene que ver y que es una composición perfecta: abajo, una celda de la inquisición por la que apenas entran unos rayos de luz, y como techo el propio universo del que tanto habló Giordano Bruno.

Anika Lillo