Filmish. Un viaje gráfico por el cine

Opinión:

A menudo, cuando nos encontramos ante la etiqueta de «ensayo», imaginamos un texto extenso, sesudo, con un sinfín de notas a pie de página y reflexiones que se adentran en un mismo tema durante páginas y páginas. Pues bien, "Filmish. Un viaje gráfico por el cine" es un ensayo, pero no es nada de eso. Es ameno, entretenido, directo y claro. Y, sobre todo, es visual, porque en vez de llenar el volumen de un sinfín de frases, Edward Ross lo ha hecho con viñetas.

Como el subtítulo indica, "Filmish" se trata de un viaje gráfico por la historia del cine, pero no en sentido estricto ni lineal. En vez de empezar desde los orígenes hasta la actualidad, el autor ha seleccionado siete apartados, siete conceptos intrínsecamente relacionados con el cine, pero también con la sociedad y el ser humano, para elaborar un recorrido por distintas facetas de cada concepto. Mediante referencias a películas, a algunos directores o pensadores y reflexiones personales, nos ofrece una evolución temática y conceptual de la historia del cine y su trasfondo.

Por ejemplo, en el apartado dedicado al ojo, el alter ego del autor nos habla de cómo ha ido cambiando el enfoque, los distintos estilos y puntos de vista, y cómo, aunque durante mucho tiempo hubo una mirada predominantemente masculina, cada vez hay más opciones, más variedad. En el apartado dedicado al cuerpo, expone la manera en que el cine ha tratado el cuerpo, tanto a nivel físico como a nivel simbólico, creando estereotipos que siguen muy presentes en la sociedad.

Habla del cine de terror y cómo éste ha permitido llevar el cuerpo al extremo de la repulsión. También analiza algunas películas de acción como La Jungla de cristal, exponiendo su fuerza a nivel arquitectónico, no tanto por el edificio que muestra en sí, sino por lo que su protagonista hace con él. Y es que el cine no es sólo lo que se ve, sino lo que subyace, lo que se lee entre líneas o entre fotogramas. La arquitectura y los decorados crean atmósferas que, a su vez, resuenan en nuestro subconsciente, mostrándonos más de lo que el diálogo podría decir. El tiempo, ese concepto aterrador e inevitable, que pasa sin que podamos hacer nada, en el cine se extiende y se contrae; podemos crear tiempos invertidos, narrar la historia desde el final para remarcar la inevitabilidad del destino, congelar el presente y rescatar el pasado… Y es que el cine es mucho más que imagen.

Eso queda claro en apartados como el dedicado a la voz y el lenguaje o al poder y la ideología, donde Ross se vuelve un poco más crítico. El lenguaje es importante y no podríamos comprender el cine actual sin él, pero recuerda lo peligroso que puede ser cuando se manipula. Señala algunas películas que reflexionan sobre el poder corruptor de la retórica, de las palabras a las que se vacía de significado, sobre todo en una época plagada de eufemismos que intentan maquillar la realidad. Por su parte, en el apartado dedicado a la ideología, nos recuerda que el cine puede retratar la sociedad, pero también manipularla en cierto sentido. A través de estereotipos, el cine envía un mensaje constante sobre lo que es normal, sobre lo que la sociedad acepta. Tras ese poder se esconden ideologías, intereses económicos o de gobierno que influyen para acotar los mensajes, las imágenes, las ideas que se venden a través de la pantalla.

Cada apartado expone ideas interesantes con referencias a autores que, por si el lector siente curiosidad, aparecen al final del libro, en un apartado de notas y bibliografía. De esa manera, aquellos que quieran ahondar en algunas ideas, pueden hacerlo, y los que no, pueden igualmente quedarse con una cantidad magnífica de reflexiones y de películas que, si ha visto, probablemente quiera volver a ver para descubrirlas desde otro punto de vista, y que, si no ha visto, podrá degustar de una forma diferente.

Interesante, curioso y entretenido, "Filmish" es una gran manera de acercarse al cine, a su historia y su teoría y análisis sin necesidad de recurrir a extensos ensayos y con un soporte gráfico que, además, hace que el lector se sienta como en casa, porque muchas de las referencias cinéfilas son bastante conocidas.

Inés Macpherson