Estado de excepción

Opinión:

"Estado de excepción" es una novela que aborda, sin complejos y sin medias tintas, las vidas personales de sus protagonistas, relacionadas a su vez con la complicada situación política que se vivía entonces en la zona, fuera la Federación Malaya o Singapur, cuando estaban separados, o la Federación de Malasia durante la época que estuvieron unidos como un solo país.

Pero aquí la estructura política es lo de menos, pues la mayor parte de sus protagonistas simplemente intentan seguir con sus vidas, aunque se topan con diversas dificultades, sea por sus propias ideas, por sus actividades o por la situación en que se han encontrado. Digo mayoría, porque hay otra protagonista, la periodista, que yendo a remolque de sus convicciones, se convertirá más bien en una espectadora con una visión parcial de la realidad.

Para que el lector pueda situarse, en caso necesario, en el contexto histórico, al final del libro hay un resumen de lo que fue sucediendo allí durante esas décadas hacia mitad del siglo XX. También se puede acceder a más información en web de la editorial.

El desarrollo de la novela va dando voz a cada uno de los protagonistas en un capítulo concreto, donde muestra los hechos relevantes de su vida y, también, la relación que pudiera tener con el resto de los personajes, pues sus nombres aparecen según van sucediendo las cosas, por lo que cuando sean protagonistas de su capítulo la relación entre ellos está bien clara.

Así, primero es el turno de Jason, un hombre que rememora desde el lecho de un hospital de Singapur cómo se desintegró su familia. En el siguiente, se verá a Siew Li, una mujer que se une a la guerrilla comunista en la selva de Malasia, dejando atrás a su marido y sus hijos. Luego aparece Nam Teck, un joven que ha vivido en un lugar cercado y controlado por las autoridades, tras ser destruida su aldea por el ejército, y que se traslada a Kuala Lumpur, la capital, para trabajar en un taller de automóviles, pero no siente que ese sea su lugar.

Más tarde llega Revathi, una periodista malaya que ahora vive en Londres, donde llegó su familia escapando de allí en pleno estado de excepción; ahora regresa a sus orígenes para investigar una masacre silenciada durante 20 años. La siguiente es Stella, una maestra que, tras visitar a su hermano en Londres, es detenida al llegar al aeropuerto de Singapur, acusada de ser una conspiradora marxista, y retenida sin juicio. Finalmente es el momento de Henry, que también vuelve desde Londres a Singapur, por asuntos familiares y se unirá a Stella en su investigación para el reportaje.

Cada una de esas historias personales se mueve en un tiempo determinado, el propio de esa persona, sin que sea necesaria una cronología sucesiva, ya que cada cual aparece en el momento adecuado para que encaje con el resto y vaya dando el tono preciso a una novela que habrá momentos en que incomode la conciencia, sea por lo que está ocurriendo o por el comportamiento de los personajes, a la vez que se empatiza con algunos de ellos, aunque la cuestión será comprenderlos, pues les ha tocado vivir en unas circunstancias difíciles, por una gran diversidad de motivos, pero que, de una u otra forma, les han alcanzado a cada uno.

"Estado de excepción" puede ser una novela difícil de digerir, sobre todo por su realismo, donde no hay componendas dulcificadoras, sino la cruda verdad de unas vidas, tan entrelazadas como distantes, de unos personajes que son conscientes de su verdad, aunque haya veces que no puedan compartirla.

Sea como sea, es una buenísima novela, con una lectura apasionante, que despierta las emociones propias del lector y que tendrá la opción de decidir de qué lado está.

Selin