en john garfield en territori xeiene

Opinión:

Leer una obra dirigida a niños de doce años de edad exige al lector (y reseñador) adulto un ejercicio interesante que le obliga a mirarlo todo con los ojos de la infancia. A veces, hay que analizar teniendo muy presente en todo momento al público al que va dirigido. Otras, simplemente, te dejas llevar por lo que tienes entre manos y quieres leer más y más hasta llegar al final. Eso es lo que me ha ocurrido al leer las aventuras de "En John Garfield en territori xeiene", que me he preparado el bocadillo de Nocilla y me he puesto a leer sin parar hasta liquidarlo. Mientras lo hacía me he acordado de cuando era una niña y me metía debajo de la mesa del comedor a leer mis primeras novelas.

El autor consigue crear una historia que contiene todos los elementos del libro de aventuras clásico, el de toda la vida. Todo da comienzo a partir de la orfandad de su protagonista. Las primeras travesuras, un amor platónico, un emocionante misterio… hasta que las decisiones de los adultos lo complican todo. A partir de ahí se suceden la acción y los viajes y comienzan las aventuras que no pararán hasta el final. Las circunstancias de la vida obligan al protagonista a asumir responsabilidades propias de un adulto y a afrontar riesgos de los que siempre extraerá una enseñanza que le irá haciendo madurar. La historia es sencilla y supone un soplo de aire fresco frente a la saturación de vampiros de diseño de los últimos tiempos.

Me gusta la forma de narrar de Cantavella que hace que esta novela sea tan amena y divertida. También tiene sus dosis de drama pero, como la acción es continua, el lector no tiene tiempo de entretenerse en las lágrimas. En cuanto a lo novedoso dentro de este western destacaría el papel que desempeñan los indios, los verdaderos americanos que fueron víctimas del genocidio que se esconde tras la llamada “conquista” del Oeste, y la manera en que los retrata el autor. Otros valores y enseñanzas que los lectores pueden encontrar en esta novela son el respeto a la naturaleza y a los pueblos primigenios. Este último puede extrapolarse en la actualidad a la pluralidad étnica y cultural en la que los chavales se sumergen en nuestros días. John Garfield es un buen ejemplo de que hay que superarse día a día y seguir adelante por muy adversas que sean las circunstancias y a través de su experiencia queda claro que el color de las personas, el de su piel o el de sus ideas políticas, no condiciona en absoluto su bondad o su maldad.

Cuenta el autor en el prólogo que la “culpa” de que haya escrito este libro la tiene Jack Garfield, un piloto norteamericano abatido en Francia durante la Segunda Guerra Mundial que se ocultó en la casa de su familia paterna y al que los Cantavella ayudaron a huir a su país. Esta es una historia que aparece en "Els barris de Barcelona i els seus carrers". El protagonista de "En John Garfield en territori xeiene"es el bisabuelo de aquel piloto que hace muchos años le explicó sus aventuras al padre del autor. Este quedó tan fascinado con ellas que se las contó a su hijo. Y, gracias a esa maravilla que es la cultura de transmisión oral, hoy podemos disfrutar de estas aventuras en forma de libro.

En definitiva, una obra al más puro estilo de los clásicos de siempre que nos lleva a viajar hasta otra época histórica, la de la guerra civil de los E.E.U.U., que siempre resulta atractiva. Un western literario con indios y vaqueros, batallas y amores, acción y emoción, de todo un poco porque con muchos ingredientes se cocinan las buenas historia. El final deja una puerta abierta a una nueva aventura de John, Martha, Lenny y del señor Shermann, esta vez por mares embravecidos en busca de un tesoro. Esperemos que Jordi Cantavella se ponga pronto con esta nueva historia.

María Dolores García Pastor