el vampiro de ropraz

Opinión:

Muchas son las formas en las algunas lecturas me interesan o despiertan mi inquietante ansia lectora. Bien por un argumento que veo interesante, bien por comentarios en diferentes medios o bien porque un amigo con el que compartes tertulias y temas literarios te habla muy favorablemente de la historia. Y en esta ocasión ha ocurrido esto último. Incluso me voy a permitir una frase del comentario que me hizo sobre la historia para definirlo.
 
“El vampiro de Ropraz no es un libro de terror, no es un librito al uso, pero si es un libro terrorífico en su sencillez y claridad”. Con esta breve frase, se resume perfectamente el espíritu, el meollo de lo que esta novela corta nos ofrece. Alejándose de emperifollar con inmensas descripciones y de perfilar personajes que no tienen la mayor importancia, ya que son el paisaje en el que coloca los hechos y estos acontecimientos el personaje principal.
 
Uno de los mejores primeros capítulos que recuerdo haber leído en mucho tiempo, en el que habla del pueblo de Ropraz y de sus habitantes mediante las descripciones y comparaciones con el paisaje que los rodea. De una belleza perfecta. En apenas unas páginas ya quieres saber más de ese sitio, ubicar ese lugar y saber qué ha pasado. Contado todo desde el punto de vista del autor, que viene a ser un cronista imparcial de los hechos, que no toma partido ni por las víctimas, ni por el asesino, simplemente se dedica a darnos cuenta de los hechos.
 
En tan pocas páginas, hay una serie de escenas que se vuelven truculentas, pero sin excesos, no es un Jack Ketchum sacando tripas, sangre y vísceras por doquier, no, al contrario, Chessex describe a la primera víctima con muchos detalles, incluso llega a parecer que está presente viendo el cuerpo de la chica, pero lo hace de una manera descriptiva, sin recovecos, simplemente como si estuviese viendo una foto y nos dijese por teléfono lo que está viendo. Las siguientes víctimas ya no tienen tanta descripción y el autor las utiliza para agrandar nuestro desagrado hacia “el vampiro de Ropraz” que es el nombre que los diarios de la región le ponen al asesino, algo por otro lado bastante frecuente en la actualidad en cuanto se sabe de un asesinato o suceso desagradable.
 
Los siguientes capítulos nos muestran las pesquisas por encontrar al autor de los hechos, y cuando lo encuentran, escena también para recordar, cómo es su juicio, su encarcelamiento, etc. Y si ya tenía delante una historia subyugante, llega el tramo final, que es de órdago. Y es que de una manera brillante, Chessex nos plantea un reto, nos deja de una manera irónica con un pensamiento, con algo que la sociedad ha establecido pero ¿qué pasaría si fuese así?
 
El vampiro de Ropraz es una de las lecturas que me han dejado huella desde sus primeras líneas y me ha ido llevando a paso ligero hasta este gran final, y que al terminar, no me he quedado pensando en que quizás el autor podía haber escrito una historia más larga. Al contrario, la belleza de este libro es su sencillez para mostrarnos todos los hechos e ir directos al grano. Una lectura muy recomendable, que se lee en pocas horas, tanto por su corta extensión como por el enganche que hace del lector y que una vez terminas acabas con una sonrisilla maligna en la boca.

Fernando Martínez Gimeno