el talento de los demas

Opinión:

La obra se presenta como la reunión de tres narraciones cohesionadas por un mismo personaje: Mario Sut.

En la primera de ellas, “El talento de Mario Sut”, será el propio Mario Sut quien nos relate los pormenores de su fracasada carrera como niño prodigio-violinista y el terrible descubrimiento de su falta de talento. Esta primera parte es la mejor de todas hasta el punto que convierten en innecesarias a las otras dos. Está narrada con un ritmo ágil, no se hace larga y se lee prácticamente de un tirón. Además de vez en cuando descubrimos reflexiones muy interesantes, por ejemplo durante la conversación que mantienen Mario con el dueño del pub. Mario descubre que lo suyo no ha sido talento sino suerte. ¿Cuántas personas realmente han nacido con un talento innato para algo y se han muerto sin haber descubierto y desarrollado esa capacidad?

En la segunda, “El talento de los demás”, la voz de Mario Sut es sustituida por narración coral en la que se les da derecho de replica a una serie de personajes diversos y variopintos. Cada una de sus confesiones se intercala de manera fragmentaria y caprichosa, y debe ser el lector quien deba identificar a cada uno de ellos a través de los motivos o sentimientos, modos y maneras, usos y costumbres… que van expresando en cada uno de los monólogos que sirven como apoyo a la narración. Todos ellos comparten con Mario Sut el que, aun sintiéndose suficientemente capacitados para desarrollar sus cualidades en el cine, la poesía, la novela o la pintura, deben subsistir ejerciendo empleos más o menos precarios en los que les resulta imposible demostrar su talento. Esto no tiene más sentido que responder a algunas de las cuestiones apuntadas anteriormente sobre la suerte y el talento; el talento oculto que muchas personas anónimas no llegan a descubrir nunca porque lo que importa es sobrevivir por encima de todo y no hay tiempo para esas bobadas. Demasiado larga para lo que quería contar o para las conclusiones que uno puede extraer de su lectura.

La tercera parte, “Un final para Mario Sut”, sustituye la primera persona por la segunda para narrar con ritmo frenético las peripecias de los participantes de un experimento médico – uno de ellos, Mario Sut - que compiten para demostrar quien aguanta más tiempo despierto. La tercera es quizá la más surrealista y absurda de las tres, la más loca pero también la más introspectiva y en la que Mario hace balance de lo que ha sido su vida.

Como balance general pienso que queda demostrado que Olmos es un buen arquitecto literario pero que falla un poco en el contenido. En ese sentido, opino que el autor ha conseguido finalmente una obra desequilibrada argumentalmente hablando y en la que no todo lo que se cuenta despierta el mismo interés. Así, el envoltorio es excelente, la forma de narrar la más adecuada para cada momento o situación, la prosa, por lo general, ágil y eficaz, utiliza el humor y la empatía de manera magistral (sobre todo en la segunda parte), pero encuentro que lo que es la historia me interesó de manera desigual siendo la mejor de todas con diferencia, la primera y la más prescindible de todas la segunda. La encontré excesiva, algo confusa y reiterativa en exceso. En la tercera da la impresión de que la narración va levantar un poco más el vuelo. Y algo de interés sí que recupera la historia aunque sin llegar a brillar, pienso yo, con la misma fuerza que al comienzo.

Joseph B Macgregor