el sucesor

Opinión:

En el prólogo del libro se alaba la imaginación y se comenta que el autor posee una gran fantasía y cuando el lector comienza a leer, esto se confirma. La imaginación se desborda con personajes mitad felinos mitad humanos, situaciones mágicas, creación de mundos... Pero como decía Tolkien se tiene que tener cuidado con el Reino Peligroso y el autor no ha contado con las trampas que esta puede poner. No se puede dejar todo el peso de la novela a la imaginación, las novelas no se construyen sólo con imaginación; hay unos personajes, una estructura y un lenguaje que tienen que dar forma a la novela.

Mediante la imaginación se han creado unos personajes que apenas se desarrollan; por ejemplo, tras el personaje de Eliort hay una pesada carga que se menciona en un único momento y que parece forzado. La trasformación de este personaje y Althea no llega a comprenderse porque no se ve, ni se explica. También aparacen personajes que luego no se sabe el porqué de su aparición: enano con el que se encuentra Eliort.

La imaginación juega malas pasadas a la hora de comentar las batallas sobre todo cómo funcionan los conjuros mágicos. Se sabe que la descripción de un hechizo es muy difícil, pues hay que hacerlo real y creíble; para ello se necesita una maestría con el lenguaje que todavía no tiene el autor.

Otro punto que hay que destacar es la rapidez con la que se cuenta la historia. El autor parece que tiene prisa por narrar las historias, unas y otras se dejan paso sin descanso y el lector no puede asimilar qué ha ocurrido. A la historia de la búsqueda se sucede la de la enseñanza de Eliort, a esta la de la prueba élfica y así sucesivamente. El lector necesita descansar para comprender a los personajes, para disfrutar de la historia o emocionarse con ella.

Comprendiendo que es un escritor novel no se le puede exigir un dominio y una fluidez en el lenguaje comparable con la de los escritores profesionales, pero sí que lo maneje y que juegue con él, que no lo abandone por la rapidez y la imaginación.

Además sería bueno que se incluyera un mapa del mundo de Aglaia pues aparecen unas cuantas ciudades, pero no se sabe su localización pues no hay un referente visual, así se comprenderían las distancias que hay entre unas y otras. Todo esto hace que el lector se encuentre un poco perdido.

Por último comentar que la expresividad exagerada de los personajes, el desarrollo de la lucha y de la magia (viento que revolotea alrededor del personaje, abismos que se abren bajo los pies, la bola de fuego), las situaciones sobre todo cómicas (encuentro de Tilbat con los "felinos", caída de Thanato desde la torre) hace que el lector recuerde los manga y anime. Algunos personajes tienen cierto parecido con Gaudi de Slayers o con senshei Kakashi de Naruto, o el personaje Monkey D. Luffy de One piece. Por esta razón, porque se puede jugar con lo visual, pienso que esta novela se prestaría más a ser un manga o un anime.  
 
Susana García-Vaquero Sanz