el señor de lordemanos

Opinión:

De los múltiples géneros que forman la literatura entre los que más respeto infunden está el Histórico; es innegable que está de moda en los últimos años y que se le ha puesto esta etiqueta a varias obras que solamente rozaban de lejos el tema, por no mencionar pastiches como los de Dan Brown que le meten unas patadas a la Historia que son casi de denuncia. Ante todo esto “El Señor de Lordemanos” se alza como una rigurosa novela histórica, de calidad sobresaliente. 
  
Titánica la labor de documentación que Miguel Badal Salvador ha llevado a cabo para narrarnos unos hechos muy poco conocidos en la Galicia del Medievo, concretamente el Siglo XI, en el que los Vikingos (Lordemanos) llegaron a las costas gallegas e intentaron arrasar con todo y todos, teniendo como principal objetivo el saqueo del sepulcro del Apóstol Santiago. La trama se establece en dos épocas: la “actual” en la que Cresconio intenta realizar un escrito sobre un milagro, y el pasado en la que los Normandos llegan a las costa de nuestra península y él mismo tiene que empuñar la espada para hacerles frente. En un momento dado nos parece que ambas se funden, ya que todo apunta que esos salvajes van a repetir los ataques en la diócesis del religioso.
 
Con un estilo único, el escritor consigue sumergirnos en tan lejana etapa gracias al empleo de un vocabulario propio de la época, y no me refiero a palabras sueltas, el libro entero da la sensación de ser realmente escrito por una persona de diez siglos atrás, incluso encontraremos frases y expresiones en latín. Todo un acierto el usar esta técnica con la que logra dar más empaque aún a todo el relato, jugando incluso con la alternancia de personas, utilizando la tercera y primera según nos encontremos en una época o en otra.

No nos enfrentamos a una novela ligera para pasar el rato, exige toda nuestra atención no sólo por la cantidad de datos históricos que aporta, también por la cantidad de personajes que aparecen a lo largo de sus páginas, los localismos propios de la zona, las descripciones detallistas, los saltos temporales, toda una proeza que hará las delicias de los aficionados al género en su vertiente más formal.
 
Su rigurosidad es tal que aprenderemos los entresijos de la política de la época con sus pactos y traiciones, la extrema religiosidad –marcada principalmente por el terror al infierno- de los sacerdotes e integrantes de la Iglesia, los signos que llevan a diferenciar un milagro de una pantomima… sin duda una de las novelas más y mejor documentadas que han caído en mis manos.

Para facilitar la tarea del lector se incluyen varios apéndices al final entre los que se incluye un glosario con todos los términos de la Galicia Medieval empleados, los topónimos usados, una relación de todos y cada uno de los personajes históricos que aparecen a lo largo de toda la narración, y una extensísima bibliografía.
 
Sin duda lo que más llama la atención es el tratamiento de lo que nosotros conocemos como vikingos. Los Lordemanos poseen una imagen muy alejada de aquella que tenemos todos propiciada por todas las novelas de aventuras leídas en nuestra infancia, veremos sus particulares códigos de honor, su obligación a la hospitalidad aunque mañana piensen masacrar al que se aloja bajo su techo… conoceremos, en definitiva, las costumbres reales de un pueblo tan lejano al nuestro y que ni siquiera sabíamos que habían pasado por nuestro territorio.
 
“El Señor de Lordemanos” es una excelente novela histórica, rigurosa, fiel a los hechos acaecidos, con una atmósfera absorbente y que merece ser paladeada con lentitud. La novela fue finalista del Premio de Novela Histórica Caja Granada 2010, y tras leerla me pregunto quién le desbancó del primer puesto, pues es realmente difícil superar la extraordinaria labor que el autor ha desempeñado en todos los campos.
 
Patricia Rubiera