El puente de Brooklyn

Opinión:

En el mundo del arte nunca puede faltar ese artista imposible de catalogar, ese artista que se aleja de cualquier canon o estilo literario común. Algunos lo califican de "colgado", otros de "avanzado". Sea la calificación que sea, Henry Miller pertenece, sin duda alguna, a esos escritores inclasificables. Escritor especial y enigmático, vivió una carrera literaria "maldita", donde el alto contenido sexual en sus obras provocó que viera como su obra más conocida, "Trópico de Cáncer", fuese censurada en 1934 por el Gobierno estadounidense y que cuya venta no saliera a la luz hasta tres décadas más tarde.

Sus obras están cargadas de sexualidad y de escenas obscenas, con un lenguaje vomitivo y mordaz. Motivador de la crítica hacia el capitalismo, sus obras son obras prácticamente autobiográficas disfrazadas con tintes ficticios e innovadores, cuyo estilo impulsó la tan conocida "Generación Beat" o la creación, a posteriori, de obras autobiográficas. En esta colección, "El puente de Brooklyn" reúne seis relatos sobre la condición humana, uno de sus temas predilectos a lo largo de su carrera literaria. Habla y despotrica sobre la guerra, el amor o la sociedad alta, prestando especial atención hacia la obsesión del ser humano por enaltecerse a sí mismo y engrandecerse cuando, en realidad, sólo somos seres insignificantes. Al igual que sus otras obras, debaten y reflexionan sobre aspectos cotidianos de la vida, casi execrables o poco destacables. Henry Miller en especial se fija en aquellos hombres abandonados en la calle a causa de la guerra o en lo que se cuece debajo de un puente. Se fija en figuras como el loco o el asesino. Pocas veces salva a nadie de su crítica, pocas veces el ser humano aparece como un ser digno de elogiar. Ni siquiera el amor parece tener aquí un buen color. Sin embargo, y para que el lector no se confunda, no carga Henry Miller sus obras con autodestrucción y depresión, sino que lo cuestiona todo y hay poco que se le antoje precioso o perfecto.

Henry Miller es ideal para todos aquellos lectores que quieran perderse en el mundo de las palabras, en ese río que fluye sin desembocadura alguna. Quizá eso se le podría achacar al autor, el divagar y divagar hasta tal punto que el lector parece dormitarse o entrar en un estado de sopor. Sin embargo, tiene un increíble arte por despertar de golpe y atizarnos bien con unas pocas palabras, como advirtiéndonos de que no podemos bajar la guardia en sus textos. Pese a todo, su estilo es brillante y único, además de divertido, en especial el relato "Fricandó astrológico", donde el personaje miente sobre sí mismo con las personas en las que se encuentra en una fiesta dependiendo de las sensaciones que recibe. 

Cristià Serrano