El problema de la paz (La era de la locura 2)

Opinión:

"El problema de la paz", de Joe Abercrombie, es la segunda parte de la trilogía La era de la locura y arranca en el mismo punto en donde terminaba la primera novela.

La paz lograda en el Norte supone un pequeño respiro para el reino, pero pronto los problemas volverán a surgir cuando el descontento en la clase trabajadora y la ambición desmedida en las altas esferas empiecen a dar la cara de nuevo.

Orso tendrá que hacer frente de nuevo a los levantamientos de Rompedores y Quemadores, que esperan pacientemente una nueva oportunidad. Además, los aires de traición se vuelven más fuertes y darán paso a conspiraciones para acabar con él.

La situación de Savine dan Glokta ha cambiado, pero tratará por todos los medios de recuperar el lugar que le corresponde. Para ello, forjará una alianza de lo más inesperada, con Leo dan Brock, que dará mucho juego.

Rikke dará un paso adelante y hará lo necesario para que el ojo largo no acabe con ella. Le esperan momentos decisivos en los que deberá mostrar cuál es su verdadero poder.

Y con estas pinceladas sobre la trama podéis haceros una idea de la cantidad de cosas que ocurren en esta novela. No hay momentos de sosiego y sí mucha acción, conspiraciones, alianzas inesperadas, batallas, traiciones y sangre, mucha sangre.

Los personajes están llenos de matices y se hacen con el poder de la historia. Para mí, las mujeres, Savine y Rikke, siguen siendo los mejores personajes; tendrán que hacer frente a numerosos problemas para encontrar su verdadero lugar y veremos una gran evolución en ellas, como en el resto de protagonistas.

La novela es igual de extensa que la anterior, pero consigue atraparte por completo. El comienzo es más pausado y a medida que avanza la novela va ganando intensidad, llegando a unos capítulos finales que no dan tregua al lector.

En definitiva, "El problema de la paz" es una novela magistral, donde los personajes son llevados al límite y el idealismo deja paso a una realidad abrumadora que nos permite ver la verdadera esencia del ser humano.

Mónica CZ