el monstruo en mí

Opinión:

A través de los años y de mis lecturas por diversos foros literarios han sido varias las personas, tendría que decir nicks porque eso fue lo primero que conocí de ellos, que gracias a su talento y perseverancia han ido saltando de estas redes virtuales y han pasado a poder leer sus historias en papel. Gente como Ignacio Cid, Ángel Luis Sucasas, Juan Ángel Laguna y un largo etc., a los que se añade Nachob, que era y sigue siendo su nick por los foros que frecuentamos.
 
Desde sus primeros relatos se le veía e intuía una voz propia, diferente, transgresora, autodidacta, que buscaba indagar en los miedos de los demás y por supuesto, en los suyos propios. No sería correcto decir que estamos ante su primera antología, porque hace unos pocos años ya se lanzó a los ruedos con una autopublicación, Un año de palabras, en las que mostraba al mundo sus artes narrativas. Eso sí, tras el apoyo de una editorial, El monstruo en mí sí podemos definirlo como su primera antología por medios tradicionales.
 
Tras el prólogo de uno de los editores, de Juan Ángel Laguna, nos metemos en harina con la conformación de este recopilatorio. Ignacio ha optado por colocar tres novelas cortas, y seis relatos de menor extensión entre ellas, para que veamos cuál es su visión de tres de los géneros  que conforman el fantástico. Es decir, el de la fantasía, el del terror y el de la ciencia ficción. De esta forma, cada lector podrá decidir qué relato es el que más le gusta, y hablar y debatir sobre los demás, que al fin y al cabo es una de las cosas que se busca con la escritura, que se hable bajo la interpretación de cada uno de estos textos.
 
No soy persona que guste de hablar de cada uno de los relatos en las reseñas, tampoco de decir me gusta más este o más aquel, o no veo apropiado que estén así colocados, salvo cuando hay algo tan destacable que sería inadecuado no hacerlo. Y es que en esta ocasión el conjunto que conforman tanto los relatos como las tres novelas cortas son de estar leyendo historias con muy buena base, que te hipnotizan, sobre todo las de mayor extensión ya que les da tiempo a mostrarse en toda su intensidad, y que todas y cada una de ellas goza de algo que se ha dado en llamar “el giro nachobiano”, y que no es otra cosa que darte la sorpresa final, y que en un tanto por ciento no era la esperada.
 
Personalmente serían dos de las novelas cortas las que anotaría en cualquier agenda lectora, que son la de Casa ocupada, que es una verdadera joya y en la cual tanto desarrollo de personajes como de decorado están plenamente explotados por el autor y que aunque sea terror, es un terror solapado, angustioso, claustrofóbico que se pone al servicio de la historia. Y el otro es el que cierra el libro, El hombre que soñaba con mariposas. Que da así un excelente punto y final a la recopilación, demostrando que Ignacio es un contador de historias que atrapa al lector.
 
Y como bien dice en la primera hoja: “Yo solo cuento historias: la imaginación la tenéis que poner vosotros”. Y no hay nada más que añadir. Bueno sí, que esperamos que este 2012 aparezca una versión remodelada de Un año de palabras para ver cómo el autor zaragozano afincado en Madrid vuelve a hacernos imaginar. 

Fernando Martínez Gimeno