El libro de Hiperbórea

Opinión:

Antes de empezar, debo reconocer que esta es la primera incursión que realizo al universo personal de Clark Ashton Smith. Había leído a los otros componentes de los Tres Mosqueteros de Weird Tales, como los llamaba L. Sprague de Camp, es decir, a Lovecraft y a R.E. Howard, pero no a Ashton Smith. Y debo decir que la experiencia vale la pena, siempre y cuando uno esté preparado para sumergirse no solo en ese territorio imaginario que creó, sino en una prosa fascinante, densa y rica en matices, que demuestran que Ashton Smith no solo escribía, sino que sabía cómo trabajar el lenguaje hasta niveles abrumadores.

De esta edición de Cátedra cabe destacar una magnífica introducción, a cargo de Luis Gámez, en la que los primerizos como yo podrán encontrar no sólo el relato de la vida del autor, sino trozos de su correspondencia y elementos que harán comprender mejor los textos que siguen a continuación. Es curioso que casi todos los cuentos de esta antología fueran publicados en revistas tras un primer rechazo. Por lo visto, la prosa de Ashton Smith no era del todo comprendida. Pero, por suerte para nosotros, al final sí vieron la luz y podemos disfrutar de un compendio de historias con un universo físico común y con un elemento subyacente común: el retrato de los defectos humanos. Desde la crítica al egoísmo o a la intolerancia religiosa, pasando por la prepotencia humana que hace que nos sintamos amos de todo, el autor aprovecha ese mundo imaginario para poner ante nosotros algunas de las debilidades más humanas.

Por supuesto, más allá de ese retrato humano, lo que los relatos del ciclo de Hiperbórea nos ofrecen es un horror primigenio, ese elemento que nos arranca de la falsa creencia de nuestra superioridad como humanos. Ante dioses y seres de poder supremo y oscuro, nosotros solo somos pequeños puntos que pueden ser borrados de un plumazo. En este apartado podemos encontrar relatos como La historia de Satampra Zeiros, donde el relato de un ladrón nos muestra por primera vez al dios Tsathoggua, un ser monstruoso que también aparece en los Mitos de Cthulhu. La puerta de Saturno, el segundo cuento de la recopilación, nos habla de un hereje perseguido por un monje hasta los confines de otra realidad a través de una puerta espacial. En El sino de Avoosl Wuthoqquan nos adentramos en los peligros de la avaricia, pues uno nunca sabe de dónde proceden las joyas robadas, y querer más puede hacer que uno se enfrente a seres que no puede controlar. Y en El Demonio del Hielo el autor nos regala un extraordinario relato sobre el miedo a lo primigenio, es decir, a aquello que se escapa al control del hombre. Y es que la naturaleza también puede ser terrible y ocultar oscuridades.

También encontramos relatos cuyo horror es distinto, como en el relato de La Sibila Blanca, pues allí la poética de las imágenes se alejan de la oscuridad para mostrar el peligro de un amor obsesivo por un ser etéreo pero letal. De hecho, aunque todos los relatos tienen una calidad literaria importante, este es quizás uno de los más poéticos que contiene la recopilación, algo que demuestra ese interés del autor por la poética del lenguaje.

La verdad es que "El libro de Hiperbórea" no es una lectura sencilla. Requiere una atención real en lo que uno está leyendo para poder sumergirse en ese universo y dejarse llevar por su prosa. No basta con ir pasando páginas, sino que hay que degustarlas con calma y sin exigencias. Al final, cada relato sabe abrirse al lector con una atmósfera increíblemente realizada y con una historia que sabe desgranar horrores sobrenaturales, pero también humanos.

Inés Macpherson