El Kremlin de azúcar

Título: El Kremlin de azúcar
Título Original: (Sájarny Kreml, 2008)
Autor: Vladimir Sorokin
Editorial:
Acantilado
Colección: Narrativa del Acantilado
Copyright:
© 2025, de la edición: Quaderns Crema, S.A.
© 2008, Vladímir Sorokin
© 2025, de la traducción: Jorge Ferrer Díaz
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2025
ISBN: 9788419958846
Tapa: Blanda, Bolsillo
Etiquetas: contemporánea crítica social relatos política narrativa literatura rusa sátira alegorías distopía política posmodernidad
Nº de páginas: 234
Argumento:
"El Kremlin de azúcar" de alguna manera prolonga el universo de "El día del oprichnik". Aunque no se trata de una continuación en sentido estricto, ambos libros dialogan estrechamente, como dos variaciones de una misma alegoría política. En lugar de la narración unitaria de aquella novela, Sorokin ofrece aquí una serie de relatos que funcionan como mosaico de una Rusia futura y, al mismo tiempo, arcaica, gobernada por un Soberano semidivino. Los cuentos retratan un país encerrado tras su propia muralla, donde conviven Mercedes con caftanes, tecnologías de vigilancia con iconos ortodoxos, lujo obsceno con pobreza medieval. El título remite a un motivo recurrente: un Kremlin convertido en golosina comestible, metáfora de un poder que exige sumisión a través de diversos rituales. Entre la sátira grotesca y la alegoría política, Sorokin traza un retrato inquietante de la deriva autoritaria, donde el pasado regresa transfigurado como un futuro inquietante.
Opinión:
Vladímir Sorokin (Bikovo, 1955) es una figura reconocida de la literatura rusa posmoderna. Su trayectoria abarca desde los años del samizdat en la Unión Soviética, cuando sus obras circulaban de forma clandestina, hasta su reconocimiento internacional actual como novelista y dramaturgo. Títulos como El hielo y "El día del oprichnik" (ambos aparecieron en Alfaguara) le han valido la fama de enfant terrible de las letras rusas, siempre dispuesto a incomodar con sátiras radicales del poder y experimentos narrativos que pretenden desnudar los mecanismos de la obediencia.
Sorokin vuelve a demostrar en "El Kremlin de azúcar" su capacidad para levantar un edificio narrativo donde la sátira se funde con la pesadilla. Frente a la narración lineal de El día del oprichnik, aquí se decanta por la fragmentariedad: relatos que, a modo de variaciones, exploran las múltiples caras de una misma visión distópica. El lector no avanza por una trama única, sino por un laberinto de voces, géneros y registros que van desde el cuento folclórico hasta el guion de cine, pasando por la fábula política. Este abanico formal subraya la plasticidad de la lengua de Sorokin, capaz de alternar arcaísmos, jerga burocrática, tecnicismos y eslóganes propagandísticos con una fluidez que roza lo carnavalesco.
La sátira del poder se materializa en la imagen central del Kremlin de azúcar, metáfora que convierte el dominio en objeto de consumo. En el trasfondo late una reflexión sobre la memoria rusa: cada relato parece insistir en que el país está condenado a repetir sus ciclos de autoritarismo, del terror de Iván el Terrible al control tecnológico del presente. Sorokin construye así una Rusia retrofuturista, en la que las liturgias ortodoxas conviven con Mercedes de lujo y dispositivos de vigilancia, como si el progreso no borrara sino reprogramase los fantasmas del pasado. Esa tensión entre arcaísmo y modernidad sitúa al autor en la órbita de otros escritores posmodernos como Viktor Pelevin (no se pierdan Homo Zapiens o La vida de los insectos), aunque su prosa lo emparente más con la tradición de Bulgákov y Gógol.
No obstante, el libro no se limita a la sátira política. Su heterogeneidad formal convierte la lectura en un laboratorio literario, en el que Sorokin juega con sus obsesiones y se interroga sobre los límites del lenguaje. Cada cuento parece probar hasta dónde puede llegar la distorsión de la realidad.
El resultado es una obra tan desconcertante como lúcida, que encuentra en la alegoría grotesca una vía para repensar cualquier sociedad contemporánea donde el poder haya trastocado la vida de las personas más allá de lo razonable.
*Publicada por Acantilado.
Rafael Ruiz Pleguezuelos
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Comentario de los lectores:
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