El huésped

Opinión:

Hay que reconocer el esfuerzo de Nórdica en la publicación de esta pequeña joya, que es un auténtico regalo para los lectores, que en esta edición se acompaña del discurso de 1978 de Singer de aceptación del Nóbel de Literatura.

Este breve relato, descubierto por el New Yorker hace un par años, se suma a ese formidable retrato que se desparrama por las obras de Singer de las comunidades judías, que arribaron en el pasado a los Estados Unidos buscando una vida mejor, y en muchas ocasiones huyendo del horror, de la persecución, del genocidio.

Ese holocausto que sembró la semilla del dolor, de la desesperación, del trauma, provocando un radical desapego por la vida, un cierto cinismo contemplativo, un severo escepticismo por las creencias del pasado, en millones de personas cuyo anhelo de una vida mejor se vio desmentida por el triste encadenamiento de trabajos precarios, como ocurre en este relato. Frente al mito del sueño americano, que garantiza el éxito a quien es osado y se esfuerza, Singer responde mostrando la cara más cruda de la realidad, el fracaso vital de millones de personas, cuyas vidas austeras, a veces miserables, contradicen ese éxito promisorio y universal que ofrecía la economía emergente del imperio dominante en la segunda mitad del siglo XX, pero que al mismo tiempo permite pequeñas fisuras donde se escapa una felicidad o una convicción vital que ampara la resistencia que habita en las pequeñas cosas de la vida.

Esa contradicción en la que incluso aflora la duda de la fe, porque la extraordinaria tragedia del holocausto hacía tambalearse las más profundas creencias, porque era insoportable un Dios tolerante con ese genocidio, o porque era inasumible ese monstruo en forma de la masacre de millones de personas que contradecía la razón que debería habitar en el libre albedrío del ser humano. Singer es preciso, contundente, descarnado, con relatos que permiten al lector colarse en la realidad de esas comunidades cerradas, en sus prejuicios, contradicciones y costumbres.

En sus creencias y sus confusiones, en sus historias y sus anhelos, en sus frustraciones y los complejos matices de sus debates interiores. En una vida aparentemente suspendida en el tiempo, sujeta a una ley que permanece inalterable en el devenir de la Historia. Como expresa el propio Singer en su discurso, "en nuestro hogar y en muchos otros hogares las preguntas eternas eran más reales que las últimas noticias del periódico yidis".

No dejen de leer esta pequeña joya, porque ofrece lo mismo que dijo el propio Singer del yidis, habla el idioma de la asustada y esperanzada humanidad.

Jorge Riet