El gran teatro del mundo

Opinión:

Philipp Blom, uno de los historiadores más reputados del presente, recibió el encargo de redactar un ensayo titulado "El gran teatro del mundo" con ocasión del centenario del Festival de Salzburgo, que se celebra desde 1920 en la ciudad natal de Mozart. Lejos de centrarse en el ámbito escénico, el autor decidió escribir sobre cuestiones mucho más amplias, iluminado por las palabras de Hugo von Hofmannsthal, que sugirió un futuro para Salzburgo como proyecto de paz en tiempos poco seguros. Consciente de la incertidumbre que se impone en la sociedad contemporánea, en tiempos de crisis y de grandes transformaciones sociales, el autor tomó como pretexto el título del ensayo, de clara inspiración calderoniana, para reflexionar sobre los relatos que durante la Edad Moderna -y, en especial, a lo largo del siglo XVII- se instalaron en el discurso histórico y condicionaron el porvenir de toda la sociedad. De hecho, el objetivo del autor al escribir este ensayo consiste en reflexionar sobre el poder de la imaginación, de la construcción de historias y de relatos, en tiempos de grandes cambios para la sociedad.

Aunque gran parte del ensayo parece continuar ciertas líneas temáticas e intelectuales ya sugeridas en "El motín de la naturaleza" (Anagrama, 2019), el propio autor trata de diferenciar este libro de sus obras anteriores, en especial de aquellos ensayos de historia cultural, como "Encyclopédie. El triunfo de la razón en tiempos irracionales" y "Años de vértigo. Cultura y cambio en Occidente, 1900-1914", que ya se han convertido en clásicos dentro de los estudios humanísticos. Para ello, establece el comienzo de la disertación no en ideas ni en cuestiones abstractas, sino en sus propias vivencias biográficas. Así pues, Philipp Blom sitúa el punto de partida de su discurso en una confrontación entre los relatos que conformaron su imaginario ficcional en los años de la infancia (Astérix y Obélix, Astrid Lindgren y series televisivas como "El increíble Hulk" y "Los persuasores") con aquellas otras imágenes que inspiraron al hermano de su abuela la construcción de un escenario articulable, con papel pintado y recortado, poblado de personajes asociados al Lejano Oeste. A propósito de esta idea, Blom toma conciencia del genocidio que hay tras el género del western y, en consecuencia, diagnostica la mentira propagandística que escondía uno de los géneros narrativos más populares de la cultura popular.

A partir de esta reflexión, Philipp Blom propone a lo largo de "El gran teatro del mundo" una serie de reflexiones que ponen el foco en transformaciones históricas, sociales y científicas, como las que propiciaron en su momento Galileo, Charles Darwin, Sigmund Freud y Edwin Hubble. El propio título del ensayo invoca en estas páginas a Calderón de la Barca, cuya obra dramática reveló en pleno Barroco el carácter fantasmagórico e incierto de la vida humana. Este personaje permite al autor adentrarse en algunos episodios poco conocidos de la época, como la Pequeña Edad de Hielo que se impuso hacia la segunda mitad del siglo XVI y que condicionó el paso de un mundo tardofeudal a un paisaje precapitalista. Siguiendo el relato historiográfico, Blom se detiene luego en la Ilustración y en la Fase Omega, un concepto que acuñó el climatólogo Hans Joachim Schellnhuber para las sociedades que carecen de una idea de un futuro cualitativamente distinto.

A partir de ciertos referentes a los que Blom ya nos tiene acostumbrados -Diderot, por ejemplo, pero también Shakespeare, Zygmunt Bauman y Claude Lévi-Strauss-, los capítulos posteriores van añadiendo nuevos matices en la maraña intelectual que supone repensar la historia para comprender el presente. Asistimos de esta forma a un gran despliegue de imágenes intelectuales, desde la aceleración y la trampa de la velocidad hasta la modernidad líquida, que articulan un discurso coherente y meditado. No puedo dejar de resaltar, asimismo, la mirada ecologista de Blom a lo largo del ensayo, pues una de las transformaciones contemporáneas que más preocupa al autor parece ser la crisis climática a la que nos enfrentamos recientemente. De esta forma, el autor construye en "El gran teatro del mundo" un relato diacrónico de las crisis y transformaciones a las que se ha enfrentado la humanidad, y trata al mismo tiempo de atisbar las luces y las sombras que se esconden tras cada uno de esos episodios históricos.

Darío Luque