Anika entre libros

el club de los parricidas

Ficha realizada por: Patricia Rubiera
el club de los parricidas

Título: el club de los parricidas
Título Original: (the parenticide club, 1911)
Autor: Ambrose Bierce
Editorial: Traspiés


Copyright: © Ambrose Bierce, 1911
© Traspiés, 2011
Traducción de Jesús Aguado
Ilustraciones de Pablo López Miñarro
1ª Edición, Noviembre 2011 ISBN: 9788493950507
Etiquetas: asesinos autores criminales cuentos escritores estadounidenses humor humor negro literatura americana literatura estadounidense literatura norteamericana norteamericanos psicópatas psycokiller relatos sociópatas

Argumento:


Cinco relatos de humor negro en los que el autor nos descubre varios métodos para deshacernos de nuestros progenitores si, llegado el momento, nos entorpece su presencia para realizar nuestros fines. La recopilación consta de los siguientes, y sugerentes títulos:
-        Aceite de Perro
-        Un incendio imperfecto
-        Mi asesinato preferido
-        Una tumba sin fondo
-        El hipnotista

Opinión:


¿Son sus padres seres abyectos preocupados sólo en procurarse su propio beneficio? ¿Le han educado de una manera represora, con mano de acero como si fuera un ser sin personalidad? ¿Le dicen qué debe, cómo, y cuándo hacer cualquier cosa que se le pase por la cabeza pensando, erróneamente, que no sabe comportarse en la vida? ¿Le gustaría vengarse de ellos aunque el método a utilizar sea poco ortodoxo? Por suerte para nosotros Ambrose Bierce contestó sí a las cuatro preguntas anteriores, de lo contrario nunca habríamos tenido la oportunidad de leer este ingenio cáustico que es “El Club de los Parricidas”, o cómo deshacerse de tus padres sin buscarte la ruina en el intento.
 
Es de todos conocida la aversión que Bierce sentía hacia sus progenitores, una pareja que intentó por todos los medios anular la personalidad de sus trece hijos, quedando estos reducidos a poco más que títeres que se movían entre las habitaciones. Este odio visceral podría haber sido canalizado de maneras bastante reprobables, pero el autor de “El Diccionario del Diablo” usó la escritura para vengarse de sus padres y así avergonzarlos para la eternidad.
 
No es que con “El Club de los Parricidas” se pretenda empujar al lector al parricidio desenfrenado ni mucho menos, más bien se pretende divertir, conminar al espectador a que vea el lado irónico y mordaz de unos seres que son, en la mayoría de los casos, deshechos sociales con una pátina de dignidad que resbala segundo a segundo.
 
Los protagonistas de estas cinco historias, son tan indignos, retorcidos, amorales y censurables como la pareja que les dio la vida, convirtiendo el conjunto de la obra en una especie de cazador cazado y diciéndote que, sí, que si crías cuervos te sacarán los ojos pero, claro, buena fama merece al que los suyos se parece, así que allí donde fueres, haz lo que vieres ya que, por supuesto, de tal palo tal astilla, y como no se le pueden pedir peras al olmo, los vástagos de estas parejas están destinados a seguir los insignes pasos de sus mentores: robar, matar, asesinar, mentir y toda depravación que se les ocurra por el camino.
 
Aún así, ninguno mata por matar, todos encuentran una justificación retorcida e irónica que les hace impunes ante la atrocidad cometida, cierto halo de inocencia perversa que consigue que sonriamos al final de cada historia. El libro entero destila humor negro y hay que saber tomárselo como lo que es, una diversión, no una ofensa que roza la atrocidad; una senda iniciada por Bierce y que ha sido continuada por autores como Edward Gorey que le añadió un punto de sadismo muy acertado.
 
La fatalidad subjetiva es el punto de unión de estos parricidios. En “Aceite de perro” un hijo mejora la economía familiar provocando la desgracia a su pesar, “Un incendio imperfecto” surge de una determinación salomónica y, quizás, de un leve malentendido, en “Mi asesinato preferido” nos queda claro que con la familia no se debe hacer negocios porque acaba desembocando en discusiones tontas en las que a veces la sangre llega al río, si el fin justifica los medios en “Una tumba sin fondo” se encargan de precipitar ese fin para hilaridad de los lectores y, por último, no hay nada peor que un Don en las manos equivocadas, si la habilidad de “El Hipnotista” la hubiera poseído una mala persona, no quedaría títere con cabeza, por suerte su protagonista no era malo…lo dibujaron así.
 
Ya que hablamos de dibujos es necesario señalar que las ilustraciones realizadas por Pablo López Miñarro para la presente edición van a la narración como anillo al dedo, explícitas y explicativas a partes iguales, y que sacan al exterior esa bestia que todos los protagonistas llevan dentro.
 
Así que si uno siente que, a veces, mataría a sus padres, que pida ingreso en el selecto “Club de los Parricidas” y deguste el placer de ver morir a seres que, si la naturaleza fuera sabia, les habría incapacitado para engendrar descendencia; aunque si se tienen hijos se recomienda poner a buen recaudo este ejemplar. Después de todo las obras de Bierce las carga el diablo.
 
Patricia Rubiera

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