el ciempiés bailarín

Opinión:

Y el ciempiés aceptará bailar en la fiesta de cumpleaños, pero a cambio de algo. A partir de ahí, con un poco de misterio y tensión, surge un final feliz en el que sus amigos (mariposa, mariquita, tijereta y escarabajo) le agradecerán que se haya ocupado de salvarles. Y de eso va el cuento, de la gratitud.
 
Hasta aquí bien, de hecho es perfecto, pero es posible que algún avispado pregunte a sus papás qué pasará con los bichitos del otro lado del campo de amapolas que a partir de ahora serán la comida del sapo. Ahí ya nos toca, a los padres, salvar el tema, y es que en este cuento para solucionar el problema lo que se hace es pasárselo a otros. Quizás la autora no haya pensado en ello, autora que por cierto me encantó ya cuando leí “Historia de una lata” o “El ladrón de estrellas” (y a mis hijas también). No está mal que de vez en cuando nuestros hijos nos examinen al respecto de la naturaleza y sus jerarquías, aunque estoy convencida de que ésta no era la intención de Begoña Ibarrola.
 
“El ciempiés bailarín” está bellamente ilustrado por José Luis Navarro, que ha utilizado una técnica de mezcla entre dibujo (y pintura) y composición con imagen fotográfica en algunos detalles como las alas de mariposa o la flor.
 
La tipografía es rápidamente reconocible por los pequeños porque es la que se usa para enseñarles a escribir en minúsculas en el colegio.
 
Si al libro le quitamos la sobrecubierta para hacer uso de las fichas coleccionables o de las actividades, el cuento no queda desnudo, su portada y contraportada están bellamente ilustradas.
 
Anika Lillo