El arte de ser mediocre

Opinión:

Maialen es una joven de 30 años, compositora, cantante, instrumentalista, líder de su propia banda, ha autoeditado alguno de sus discos, algunos de los cuales subieron a las listas de los más vendidos, participó en una de las ediciones de Operación Triunfo, y, además, compagina la música con colaboraciones en radio, podcasts y otros proyectos.

Casi ná, lo cual choca bastante con los adjetivos que se incluyen en la contraportada del libro: Temerario, talento marciano, rarezas, múltiples alter egos. Si tras leer esta pequeña autobiografía centrada en emociones y sentimientos alguien no se siente capaz de identificarse con algo de lo que cuenta, que tire la primera piedra. Sería imposible, por lo que, entonces, todos tenemos algo de temerarios, marcianos, rarezas, y por supuesto, más de un alter ego.

Con solo leer el comienzo ya me he liberado un poco de esas cargas absurdas que nos echamos a la espalda sin darnos cuenta, y que cada vez son más y más grandes, como nos dediquemos a ver mucho tiempo las redes sociales donde se ha normalizado tanta absurda perfección que nos paraliza y que lleva a algunos a terapia (y no seré yo quien no esté a favor de acudir a ella cuando se necesite).

Metiéndonos en materia, Maialen se presenta en la introducción y se extraña de tener un sobrenombre, el de "Chica Sobresalto", con el que dice atreverse a lo que "simplemente Maialen" no haría, sentirse feliz, sin complejos, "crecerse". U otros trajes que dice enfundarse de vez en cuando: "la pequeña", la "jueza", la "antisocial", la "hiperactiva", etc. Claro que todos tenemos no solo uno, sino mil trajes que nos dan valentía y con ellos hacemos cosas que nos hacen tirar hacia adelante. Se llama supervivencia. Desbrozará varias etapas y situaciones/anécdotas personales de su corta vida (no olvidemos que solo tiene 30 años), algunas más difíciles, otras que la harán fraguar su personalidad, pero todas ellas, suyas, las que la llevaron a ser como es y llegar a donde lo ha hecho, y que voy a tomar prestadas porque sí, todos hemos tenido miedo de no encajar sin entender por qué; esa constante de pequeñas  de querer tener la aprobación de quienes nos rodeaban en esa etapa (los profesores, las amigas), y la decepción que sentimos cuando no lo la teníamos, aunque esa palabra nos quedara muy grande; o cuando inventábamos historias en el colegio para que nos hicieran caso y parecer interesantes. Pues sí, todo esto lo hemos sentido la mayoría, queramos o no reconocerlo.

Pero lo más importante no serán las anécdotas, que son comunes a la mayoría de los mortales, sino las reflexiones sobre sus sentimientos con énfasis en la importancia de la salud mental, reflexiones feministas, sobre la sociedad de nuestra época y que, estoy con ella, estamos a años luz de lo que debería ser una sociedad igualitaria a pesar de que se nos llene la boca diciéndolo. Hay algo que repite mucho, la idea de que siempre hay alguien que estará peor, que no hay razón para la queja como parte de su rebeldía contra lo que considera injusticias sociales.

Esto no es una oda a la mediocridad, sino a la no perfección, a la normalidad, a no castigarse por no ser perfectos en todo, en algo, o en nada; a tener derecho a estar torcidos un día, a decir una palabra fuera de tono, a sentirse apática en algún momento; a aprender a aceptar quiénes somos, y a tener los tantos "yo" que queramos, hasta que, con el tiempo, eso que no nos gustaba y hemos tratado de cambiar lo aceptamos, y lo que es mejor, sin ningún esfuerzo. Al mundo le va a dar igual como seamos. La pena es que no nos dé igual a nosotras mismas y nos castiguemos con ese auto diálogo destructivo que nos decimos, pero que no seríamos capaz de decir a nadie.

Hoy toca una de "consejitos vendo que para mí no tengo". Yo tengo 50 años, Maialen 30. La historia se repite, poco hemos aprendido, debe de ser el ciclo de la vida. Llegará un momento en que todo te dará igual, lo que piensen o digan de ti; harás lo que te salga del moño; lo de buscar la aprobación de los demás es algo que ya ni me acuerdo; y dejarás esa mochila que ahora te esa tanto. Ojalá no tardes mucho.

No eres mediocre, eres Maialen.

Belén Flores