El amor es para perdedores

Opinión:

Phoebe es una adolescente a meses de cumplir los 16 años con una visión muy de "adolescente" del micro mundo y de las personas que la rodean, su madre, su madrina Kate y, hasta la fecha, su más y mejor amiga Polly. En forma de un diario que empieza el 1 de enero y termina el 16 de julio, justo en su 16º cumpleaños, nos adentraremos en su día a día, el colegio y los exámenes de fin de secundaria, su trabajo como voluntaria en la tienda benéfica de Kate, sus más y sus menos con su amiga de siempre, nuevas personas con las que se cruzará, etc., y así iremos conociendo a una Phoebe muy divertida, pero también sensible que nos producirá mucha ternura. 

Nada más adentrarnos en las primeras páginas nos encontramos con su desternillante visión del amor y su defensa a ultranza de la "sologamia", que es eso de casarse consigo mismo porque en ese caso, según ella, a nosotros seríamos los únicos a los que deberemos rendir cuentas y nunca nos dejaremos tirados; en contraposición a la otra postura, que es la de enamorarse, como lo ha hecho su amiga Polly, una persona normal hasta que las hormonas del amor y las sustancias químicas han hecho que su cerebro sufra un cortocircuito. ¿Qué más nos ocurre a los que nos enamoramos, también según ella? Pues que caemos víctimas de esta enfermedad tan lamentable que nos vuelve unos "imbéciles integrales", y regresamos a los tiempos de las cavernas porque nuestro instinto de "cazador-recolector" incrustado en nuestro ADN renace. Y todo esto lo sabemos porque tiene la perra de buscar por internet la explicación química al por qué de cómo nos sentimos ante todo lo que nos ocurre (ja, ja).

¿Cómo es Phoebe? Ella misma se define como una "rara social", un "fracaso como ser humano", ridícula, con poca gracia, con pocos amigos, le dan "asco" las fiestas (entre otras muchas cosas divertidas), le gustan las cajas autoservicio para evitar el contacto incluso con la cajera; y está en busca de un trabajo en el que ¡no implique el trato con la gente! Se siente desplazada por su madre y su amiga; siente que no le importa a nadie; todo el mundo la ha decepcionado por una u otra razón y se castiga con frases como "¿por qué la tienen en su vida si no quieren pasar tiempo con ella?; le molesta todo de la gente que la rodea. Para ella "la vida es una cadena infinita de acontecimientos inevitables para hacerle sentir mal"… 

Sin embargo, para nosotros, Phoebe es tierna y sensible; es hija única, huérfana de padre y tiene una madre, con quien también se lleva de aquella manera porque viaja mucho por su trabajo en una ONG; una madre que la ha criado sola sin renunciar a su propia vida, pues contaba con el apoyo de su gran amiga Kate que era quién cuidaba de Phoebe cuando se ausentaba. Una adolescente rebelde sin causa, con ese sentimiento de creer que todos se han portado mal con ella, y que el mundo tiene que girar en torno a ella. Parece que su alma está rodeada de un "escudo de hierro", pero con una noria de sentimientos que no hacen otra cosa que girar y girar sin parar. Debajo de esa fachada es una niña sensiblera que siente la gran ausencia de su padre y le duele la indiferencia de su amiga Polly imbuida en su primera relación con un chico. Pero con el tiempo aprenderá que no todo va sobre ella, sino que hay más gente que también tiene emociones y sus propias mochilas y tendrá que acompañarlos en ese viaje que es el día a día; aprenderá lo que es tener una mejor amiga que, puede que no siempre coincida con ella, pero sí estará siempre de su parte. Le costará mucho hacerse cargo de sus propias emociones, pero lo conseguirá, aunque ella no lo crea y, lo que es mejor, ni lo espera… 

Ese día 1 de enero en el que a su amiga se le olvida felicitarla por el Año Nuevo porque está más entretenida con el "tontolaba" con el que está saliendo, se jura no caer víctima del amor cuando cumpla 16 años (ja, ja, como si no nos pudiéramos enamorar con 15 años). Al menos, ella "pensaba" que jugaba con ventaja porque sabría reconocer los síntomas y actuar en consecuencia antes de "enfermar". Pero ¡ay, madre!, como dice el refrán: "no escupas para arriba que te puede caer en la cara…". Y… conocerá a Emma, una chica como ella que trabaja en la tienda de su madrina y, ¿qué ocurre? Qué ooohhh, Emma es "perfecta sin esforzarse; guapa de forma natural; es la persona con los ojos azules más grandes y hermosos". ¿Qué empieza a hacer Phoebe? Devorar su Instagram hasta volverse casi adicta; perder la capacidad de hablar como alguien normal cuando está con ella; sentirse cómo se detiene el mundo cuando la mira; darle cien mil vueltas a todo lo que Emma le dice, cómo lo dice y por qué lo dice interpretándolo siempre de forma melodramática.

Espera…, ¿qué le está ocurriendo? ¿Le está pasando lo mismo que al resto de los mortales cuando nos enamoramos? ¿Su cerebro también se le estaba derritiendo? Pues, claro que ¡NO! ¿Cómo va a ser eso? Su cerebro es normal y ya se va a encargar de hacer lo posible por volver a los niveles de adrenalina estándar, y que sus neuronas vuelvan a estar en pleno rendimiento, más que nada porque no cree ni tiene tiempo para esas "moñadas". ¡Se ha convertido en una "patética humana"!

No le gusta cómo esto que acaba de descubrir le hace sentirse, porque, entre sus reflexiones, destaca esta, especialmente madura para su edad, de no querer dar poder a otra persona para hacerla feliz, porque ¿qué pasará cuando se vaya? En definitiva, "la vida sería mucho más sencilla si no tuviera sentimientos". Asistiremos a un diario consigo misma y con las personas de su círculo más estrecho con un particular sentido del humor. Con unas reflexiones sobre la vida vistas desde su punto de vista de adolescente dramática máxima que son muy ocurrentes. Sin duda, una catastrofista muy divertida porque eso de enamorarse es algo que les pasa a los demás. ¿Cómo se iba a imaginar que le pasaría a ella y pondría su mundo patas arriba? Pero ¿será capaz de resistirse a sentir lo que siente?, o, ¿se permitirá experimentar todos los indicios clásicos de esta "aventura" que es el primer amor? 

De mí para vosotras, quinceañeras: ahora que se acerca la Navidad, época de pedir que nos regalen y de tener un poco más de tiempo para leer, no dudéis en incluir este título en vuestra carta a Papá Noel/Los Reyes Magos. ¡Las risas las tendréis aseguradas!

Belén Flores