De gigantes y diminutos

Opinión:

Un cuentecillo para lectores a partir de 8 años, esto es, los que ya han superado las primeras lecturas y ya comprenden mejor lo que leen, tanto el "continente" como el "contenido", por decirlo de alguna manera. Pero de una manera sencilla, claro está, sin demasiadas vueltas ni explicaciones, algo directo que puedan comprender y, al mismo tiempo, asimilar.  En este cuento, agradablemente ilustrado por Cristina Serrat, con unos colores fuertes que destacan, podemos decir que el tema, el mensaje, la moraleja gira en torno al respeto, la amistad, la familia, el amor, y las tradiciones. Porque, al igual que en "El traje nuevo del Emperador", por buscar un ejemplo clásico, los niños son los que verán la verdad y los que buscarán un punto de entendimiento ante el absurdo de algunos adultos.

Ambos niños, una diminuta, y un gigante, se verán coronados gobernantes de sus respectivos "pueblos", a los que acudirán en compañía de sus familiares. Ambos pueblos están enfrentados por algo tan absurdo como la manera de coger las aceitunas (con los dedos, o con tenedor) y será gracias a sus actuales gobernantes cuando se establecerá una paz basada en la libertad (con ciertas condiciones, como el lavarse las manos si se quieren coger las aceitunas con ellas) y en la colaboración entre ellos.

 Y ese sería el mensaje: la colaboración, las libertades, las condiciones que se les pueden poner a esas libertades, el amor a la familia, la amistad y las tradiciones y culturas, y el respeto a las mismas.

J. Javier Arnau