catalina de habsburdo, reina de portugal

Opinión:

Con Catalina de Habsburgo, Reina de Portugal, concluye  la serie Las Hijas de la Reina, que la escritora argentina Yolanda Scheuber ha dedicado a las cuatro hijas de Juana I de Castilla y de Felipe de Habsburgo: María, Isabel, Leonor y Catalina.
 
Catalina, la menor, vivió una vida, como la de sus hermanas (podéis ver las reseñas dedicadas a María y a Isabel) presidida por los intereses de la corona. Una vida de princesa usada como moneda de cambio. Y si bien las de sus hermanas fueron vidas de renuncia y sacrificio, la de Catalina roza la tragedia clásica.
 
Su vida empieza en Torquemada en el invierno de 1507, mientras su madre conduce el féretro de su padre hacia Granada, meta que nunca alcanzará.
Recluida a la edad de dos años en la fortaleza de Tordesillas junto a la reina Juana, vive una vida oscura y triste, siendo testigo de los abusos y de los malos tratos a los que es sometida su madre.
 
A los dieciocho años asume su destino; su hermano Carlos V la casa con Juan III de Portugal. Es entonces cuando Catalina ve brillar una cierta, pero efímera felicidad en su vida; felicidad que se verá empañada con la muerte de su primogénito Alfonso al mes y medio de nacer.
 
Desde aquel momento, la muerte se adueña de su vida. Todos sus hijos, nueve en total, morirán de niños o muy jóvenes. Catalina verá morir a su esposo, a su madre y a la mayoría de sus parientes, dejando a su muerte, a los setenta y un años, un reino débil, en manos de su nieto, Sebastián. 
  
Yolanda Scheuber narra siempre las vidas de las infantas acogiéndose a un hilo narrativo cada vez distinto. En esta ocasión, la autora ha escogido la figura de la sobrina de la reina, María, a quien cría como a una hija, quien la visita cada viernes en su retiro y ante la cual, Catalina va desgranando su vida.
 
La vida de Catalina se nos narra con un lenguaje poético, más intimista que en otras entregas de la serie y con menor carga de datos históricos. Desde su retiro, en el lenguaje que impone la confidencia, Catalina se acerca al lector desde la fortaleza y la resignación de quien lo ha perdido todo en la vida. 
  
Más de la mitad del libro cuenta con la presencia de la figura de la reina Juana con quien Catalina compartió encierro. Y es que nunca se escribirá lo suficiente de esa etapa de la historia de los reinos castellanos y de esa reina maltratada por su padre, su esposo y su propio hijo. 
 
Núria Pradas Andreu