Aquel chico folk

Opinión:

"Aquel chico folk" es el segundo libro de la bilogía "Folk" de Amy Jean, tras "Aquella chica pelirroja", con los dos protagonistas retomando la historia de la primera novela; Alessa, una joven de 19 años tras pasar el verano en Camden Hill, un centro de rehabilitación donde ingresa para tratar sus demonios internos, y Jake Harris, un joven músico de éxito de 23 años, interno también en tratamiento de sus adicciones, con quien entabla una relación más que especial compartiendo numerosas madrugadas, miedos y anhelos, y revelándose como su primer amor.

Este segundo libro comienza con el final del verano y la salida de ambos de Camden Hill, y, si bien en "Aquella chica pelirroja" se dio mucha relevancia a la estancia de ambos en el centro y la importancia de la salud mental, la historia en "Aquel chico folk" se centra en el crecimiento como personas de ambos, más relevante en Alessa que en Jake a pesar de que parece que esta historia gira en torno a él, y en la evolución de su relación en los sucesivos años, terminando con una joven Alessa de 24 años.

Alessa, tras su periodo de rehabilitación en el centro donde se sentía protegida, vuelve a su casa y a retomar su día a día; tendrá que aprender de nuevo a lidiar con sus frustraciones y sus miedos, los cuales no han desaparecido. Se supone que en el centro la habían "entrenado" a controlar su ira interna más oscura, su impulsividad, y ser más complaciente, menos susceptible. Sin embargo, la vida afuera ha continuado y poco ha cambiado en estos dos meses; la publicación en redes sociales de una fotografía con el cantante folk del momento desencadena una furia de críticas y comentarios que amenazan con tirar de un solo golpe todo lo que ha construido con tanta terapia. Jake, es un chico con más experiencias vitales solo por el hecho de formar parte de una exitosa banda de folk, pero no por ello exento de miedos, en su caso de que una chica forme parte de su vida o el de volver al abismo de sus adicciones. Ambos tienen una gran dependencia emocional uno de otro por la necesidad de compartir su soledad, su dolor, como si juntos sus miedos se apaciguaran. En esa evolución vital de cada uno de ellos, su relación se convertirá en un cristal muy frágil que en cualquier momento podría estallar. Parecen ir descompasados, venirles grande en la vida real ese micro mundo que crearon mientras estuvieron en el centro de terapia; puede que aún no estén preparados para estar juntos en el mundo real; y puede que les sea necesario tomar decisiones que, aunque puedan parecer dolorosas en ese momento, en el futuro se den cuenta de que fueron las adecuadas.

Alessa es una persona sensible, solitaria, con dificultades para expresar sus sentimientos, con su propia mochila familiar, insegura ante su primera relación y con la inocente inmadurez de una chiquilla recién despertada a la sexualidad; siente que no encaja en los círculos propios de una chica de 19 años, y busca refugio en la literatura cuando algo se vuelve oscuro en su vida y trastoca su paz - historias ajenas con las que olvidar la suya propia; tiene todavía por descubrir su finalidad en el mundo y su evolución personal será un fiel reflejo. La acompañaremos en ese camino y la veremos renaciendo a una nueva vida y convirtiéndose en una joven de 24 años madura y segura de sí misma, que ha aprendido a controlar sus sombras, a combatirlas, a transformar la ira en algo bueno, y a aceptar las cosas tal y como vienen. Aunque…, a costa de tapar con cemento cualquier sentimiento. La empatía del lector (ya sea joven o adulto) con ella es muy grande. Para el lector joven podrá ser una especie de espejo en quién reflejarse (salvando las distancias), y para el lector adulto es inevitable el instinto de protección. En cambio, la evolución de Jake es menor visible, es más plana, a pesar, insisto, de parecer que la historia de este segundo libro estaría centrada en él.

Ambos libros de la bilogía tienen una trama social que envuelve la historia de los protagonistas. Si en "Aquella chica pelirroja" era la importancia de la salud mental, en "Aquel chico folk" será la dependencia de las redes sociales, un tema muy candente en nuestros días. El peaje a pagar de que los jóvenes en este caso (y los no tan jóvenes en el mundo real) pongan su día a día al servicio de las redes; el vivir pendiente de los comentarios que suscitan las publicaciones, y lo peor, dar credibilidad a lo que se dice en esos mensajes, ya sean buenos o hirientes, provenientes normalmente de personas que no nos conocen ni llegaremos a conocer jamás, y creernos el personaje que las redes han creado a base de mentiras. Es importante que reflexionemos acerca del daño que pueden hacer en los jóvenes que todavía están fraguando su personalidad. El poder de convicción de las redes sociales es el poder más grande que existe en ellas, aun a expensas de crueles mentiras y solo porque… la verdad absoluta no le interesa a nadie; al fin y al cabo, "la ficción es buena porque nos ayuda a soportar la vida".

Es la historia de una chica complicada, con un chico complicado: "nos conocimos en un centro de rehabilitación; estábamos condenados al fracaso desde el principio". Cada uno tendrá que librar su propia batalla por separado, y quizá se deban el empezar una nueva vida en la que poder respirar y renacer de nuevo. ¿Será posible entre ellos un "nosotros" en la actualidad? Solo me queda animaros, jóvenes a partir de 18 años y adultos, a que leáis la historia. Os gustará.

Belén Flores