A espaldas del lago

Opinión:

En un ambiente concreto, en las cercanías del lago Constanza, se desarrollan estas diez historias que nos muestran ese punto de inflexión donde todo puede ser. Escenas cotidianas, en momentos triviales, pero que se vuelven únicas cuando ese ingrediente que le agrega Stamm se mixtura con el resto.

Porque eso es lo que hace el autor, convierte algo fútil en un momento crucial, como las escenas de las películas cuando todo parece detenerse, hasta el canto de los pájaros y bajo el sol, el aire también tiene un olor diferente. Detente. Muévete. Respira. Sigue avanzando.

Y cuando sucede eso todo cambia. O no. Según cada historia y cada personaje, la trama se convierte en un chispazo que modifica el rumbo de los acontecimientos, que siguen siendo rutinarios o cotidianos, según lo vea cada quien, pero que aporta ese "plus" que lo hace diferente.

Ese es el encanto de los relatos de Stamm, crear un universo sin tiempo alrededor de un lago conocido, escenas cotidianas que se desgranan en distintos lugares y momentos, hablándonos desde lo propia vulgaridad de la vida: vacaciones, trabajo, vida de pareja, conciertos, encuentros, elementos que se ven y se palpan todos los días, pero de pronto, una maleta, un texto a corregir, un anhelo, una botella de vino, incluso hasta la muerte de un niño, se vuelve un elemento esencial para pivotar hacia otra dirección. La suerte está echada, depende de cada personaje el seguir o no el camino trazado. Incluso, a veces, parece que el propio Stamm se divierte creando estas situaciones, absurdas algunas, otras tan reales como la vida misma, para hacer que el personaje tenga que decidirse a actuar. Aunque le toque reemplazar la gris y monótona vida que llevaba, por otra aún más gris y monótona, como una pieza de puzzle que encaja a la perfección en una rutina que no era la propia. Pero nadie se da cuenta.

Por lo mismo, el autor se dedica a moldear a sus personajes, como si fuera un dios pagano creando universos, los puedes dibujar con la mente perfectamente, aunque no estén descritos, solo al leer como actúan es posible irlos identificando con personas conocidas y darles forma, cuerpo, sonrisas, incluso voz.

Esa es la magia de Stamm, provocar en el lector la necesidad de vincularse a los relatos a través de este ejercicio de comparación, como un gran teatro donde actúan tus afectos. Y te quedas con ganas de más. Una pequeña delicatessen inspiradora y, a veces, brutal.

Carol Inabé Barba