Anika entre libros

¡insolventes!

Ficha realizada por: Jordi Llavoré
¡insolventes!

Título: ¡insolventes!
Título Original: (insolvables, 2011)
Autor: Anónimo
Editorial: Espasa


Copyright: Traducción de Patricia Cañizares
Prólogo de Maruja Torres
Edición, Abril 2011 ISBN: 9788467037494
Etiquetas: capitalismo dinero economía finanzas política primer mundo

Argumento:


Un sexagenario anónimo escribe una carta a los franceses (aunque puede ser extensible a cualquier ciudadano del mundo occidental) en la que, desde uno de los brazos del Mekong, denuncia el sistema capitalista por injusto, corrupto, implacable y enajenador. El autor lanza una advertencia a todos los ciudadanos que se han creído las ofertas envenenadas del capitalismo caníbal y se han endeudado hasta ahogarse en un mar de préstamos, hipotecas y pobreza. Una auténtica señal de alerta, mezcolanza de asco y esperanza a partes iguales, que busca que las personas tomen las calles y recuperen la dignidad perdida.

Opinión:


Al leer este panfleto político me ha sucedido lo mismo que cuando, en su día, leí el famoso ¡Indignaos! de Stéphane Hessel. Si el opúsculo de éste me parecía una pataleta que denunciaba, acertando unas veces y otras, no, las miserias del sistema capitalista, el libro anónimo que acaba de publicar Espasa me parece lleno de una indignación lamentablemente pueril e inocua. Eso sí, considero que, tanto si se está a favor como en contra de sus posturas, estos libros deben ser leídos conjuntamente para entender movimientos como el del 15-M.
 
Intentaré explicar mi postura tan políticamente incorrecta (la paradoja hace que lo que antes era políticamente correcto ahora haya pasado al otro lado del espejo). Si en Hessel, un venerable resistente antifascista de raigambre sartreana, entendía las críticas y compartía sus denuncias (que se podían resumir en que cada vez había ricos más ricos y pobres más pobres, y que debíamos empezar a saldar las deudas contraídas con la especie humana y el planeta Tierra), creo que había muchas cosas que chirriaban como las opiniones que vierte sobre Palestina o recurrir a Sartre cuando advierte que sólo con violencia podemos hacer cesar la violencia o que no debemos excusar la violencia pero sí comprenderla o que se debe dejar de lado la violencia no por ser deleznable sino porque no es eficaz… Lamentablemente en España tenemos mucha experiencia con el terrorismo y la jerga del yo lamento, pero no condeno.
 
Si nos centramos en el volumen anónimo de ¡Insolventes!, nos encontraremos con un primer obstáculo: no viene firmado. Eso puede engordar las teorías conspiranoicas y hacernos pensar que Flammarion (la editorial que ya publicó el panfleto de Hessel), busque repetir el éxito obtenido con el primer libro. No obstante, merece la pena olvidarnos durante la lectura de este aspecto para descubrir qué nos intenta explicar su desconocido autor.
 
Un supuesto sexagenario nos escribe una carta desde uno de los rincones olvidados de este mundo globalizado en la que nos narra su experiencia como hombre expulsado del sistema capitalista y aboga por abandonar esta forma de vida que todos, en mayor o menor medida, seguimos para salvarnos como personas y como habitantes del planeta.
 
A lo largo de este brevísimo opúsculo, centrado en Francia como el de Hessel, vemos cómo, paulatinamente, hemos caído en las trampas del sistema financiero, aceptando préstamos, deudas e hipotecas que no hemos podido pagar y nos han acabado convirtiendo en seres enajenados por esas mismas deudas, convirtiéndonos en esclavos de un capital que no disponemos y condenados a trabajar (si se tiene la suerte de no estar en paro) cada vez más y más, para alimentar la boca del monstruo/banca.
 
Es cierto que durante la última década muchos de nosotros, o de nuestros conocidos, se han lanzado a un consumismo salvaje e imperativo que se basaba en poseer, en poder comprar más y más, aunque no tuviéramos ingresos suficientes para hacerlo. Mas el espectáculo debía continuar y teníamos que consumir y hacer circular el papel moneda, aunque fuera a cuenta de tarjetas de crédito o préstamos que se anunciaban, sospechosamente, en la televisión. Todo ello ha dado como resultado unos países endeudados llenos de ciudadanos endeudados, donde los ricos eran cada vez más ricos y los pobres cada vez tenían menos, mientras explotaban a nuestro alrededor las burbujas (de las acciones punto com, de las hipotecas-basura, del ladrillo…) como si asistiéramos a un enajenador pero bello castillo de fuegos artificiales.
 
Las soluciones que propone el anónimo autor para liberar al homo capitalis de sus cadenas pasan por evitar la deserción (como se supone que hizo el mismo) y ahorrar de forma solidaria y coherente, no pedir prestado dinero, ejercer una nueva austeridad responsable, usar la llamada banca ética y prever, con realismo, los recursos de los que dispondrá la Humanidad en el 2050. Todas esas soluciones se podrían resumir, simple y llanamente, en pensar con cabeza y no gastar alegremente como algunos venían haciendo, sino ajustarse a los ingresos que cada uno tenga.
 
Debo aclarar que he calificado de pueril este panfleto porque creo que (auque, una vez más vuelva a ser políticamente incorrecto o no nos guste escucharlo), cada uno de nosotros, en tanto que personas mayores de edad, debemos saber que si contratamos una hipoteca o pedimos un préstamo para las vacaciones o para pagar la comunión del chaval, ese dinero debemos devolverlo a unos señores que se llaman bancos (o cajas de ahorro), que viven, precisamente, de ganar dinero. Lo siento, pero es así, todos sabemos si vivimos por encima o no de nuestras posibilidades económicas, si podremos afrontar o no una hipoteca a 30, 40 o 50 años tal y como está el mercado laboral,… Por lo que creo que no es de recibo no hacer una autocrítica previa antes de culpar a los responsables del sistema capitalista y financiero por intentar cobrar lo que en su día firmamos cuando, felices y distraídos, pedimos una hipoteca o un crédito lleno de letra pequeña que no nos molestamos en leer.
 
Para concluir, debo decir que he echado en falta un verdadero análisis de la situación socioeconómica por la que pasamos, qué nos ha hecho aterrizar en este punto y qué soluciones realistas, partiendo de un previo y severo autoanálisis, podemos encontrar. Creo que entre volver a publicar una revisión del Das Kapital y escribir opúsculos de menos de cien páginas que parecen pensados para escribir tuits desde móviles último modelo, media un abismo. Y si estos panfletos están pensados para remover conciencias (y no para despertar pensamientos prepolíticos surgidos desde las tripas), creo que sus lectores merecíamos una mayor enjundia, reflexión y profundidad analítica. Aunque, no obstante, para entender qué ha sucedido en las plazas de multitud de municipios en España tanto este libro como el de Hessel resultan innegablemente imprescindibles. 
 
Jordi Llavoré

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

¿Te ha gustado? Compártelo:

Comentario de los lectores:

Publicidad
Anika entre libros
Actividad subvencionada por el Ministerio de Cultura
Ministerio de cultura

Esta web utiliza cookies para obtener datos estadísticos de la navegación de sus usuarios. Si continúas navegando consideramos que aceptas su uso. Más información X Cerrar