una cosa negra

Opinión:

De alguna forma “Una cosa negra” homenajea al fin a la propia editorial incluyendo en su contenido a los narvales, esos cetáceos que parecen los unicornios del mar debido a su largo colmillo exterior. Además de los narvales, el autor ha incluido animales más conocidos pero los ha ido enumerando porque la idea es ir avanzando con los números (del uno al diez) para terminar el cuento de una forma distinta, primero un poco de sentido del humor, y luego un final feliz para su protagonista.
 
Lo cierto es que los mayores entendidos en cuentos –y admito que a mí me ha parecido fantástico- son los niños, porque a ellos están dirigidos, y no siempre tengo la oportunidad de leer el cuento después de que lo hagan mis hijos. Este fin de semana, en cambio, mi hija (7 años) lo encontró en mi mesa, se lo llevó y se leyó a mi otra hija (5 años), y esta misma mañana me ha dado su veredicto: “mamá, te va a encantar, es chulísimo, me lo he leído siete veces”. Para redondear esta afirmación, entre las dos niñas me han estado contando qué le pasa a Bruno en “Una cosa negra”. Si eso no es un éxito que vengan y me lo expliquen...
 
El álbum es muy vistoso gracias a los colores, con imágenes visualmente muy vivas en páginas de fondo blanco, y frases cortas de letras grandes donde destaca siempre el número de animales que Bruno está imitando. A los vuestros no sé, a las mías les encantan estas narraciones porque además cuentan los animales y se sienten muy satisfechas de hacerlo bien o sentir que están jugando al tiempo que leen y/o aprenden.
 
Enhorabuena de nuevo a Narval Editores.
 
Anika Lillo