Matrioska

Opinión:

Lidia Casado

Este es otro de esos ejemplares ya clásicos en el fondo de SM a los que la editorial les ha lavado la cara en este 2018, justo cuando se cumple su trigésima edición. Mucho ha cambiado la literatura infantil y juvenil desde aquel octubre de 1987 en que esta obra vio la luz por primera vez en la editorial española y es normal que se busque ahora adaptar un texto extraído del folclore ruso pero con todo la potencia de un mensaje que no pasa de moda a la estética de la literatura para niños de hoy en día.

Así, las ilustraciones se modernizan y se llenan de color para contarnos la historia de este artesano ruso dispuesto a cumplir los sueños de las muñecas que fabrica… aunque hasta cierto punto. Y así, se nos habla del origen de las matrioskas, esas muñecas tradicionales rusas que se van abriendo y guardan otra muñeca en su interior hasta llegar a límites insospechadamente pequeños.

En este caso, con humor y cariño, el autor utiliza un juego del lenguaje (a cada muñeca le quita un par de letras del nombre de la anterior: Matrioska, Trioska, Oska y Ka) para reducir la repetición a cuatro creaciones.

Además de la historia en sí, que nos habla de cumplir sueños y de ayudar a los demás a que cumplan los suyos y de la importancia de la relación entre madres, padres e hijos, "Matrioska" nos permite viajar también a la Rusia antigua, a esa época sin maquinas ni luz, llena de nieve y trineos… y muñecas rusas con las que pasar el rato.

Una buena historia pensada para que los más pequeños descubran esta leyenda rusa ya universal y adaptada a quienes dan sus primeros pasos en la lectura con textos cortos, en letra de imprenta y con gran peso de la ilustración en cada página.

Lidia Casado

Anika Lillo  (reseña realizada sobre una edición anterior, más antigua)

Una muñeca realizada con la mejor madera que el fabricante encuentra, escucha cada mañana a su creador preguntándole cómo le va. Un día Matrioska, la muñeca, decide contestar y le dice que quiere tener un bebé, pero que, además, lo quiere dentro de su barriga. El hombre cree que ha bebido demasiado o que ha tenido una alucinación porque las muñecas de madera no hablan, pero cuando Matrioska insiste, él decide darle a su bebé.

Y bebé tras bebé acaba naciendo lo que aquí conocemos como "Matrioskas".

Mi hijo Erik estuvo un tiempo detrás de mí insistiendo en que me leyera este libro. Le encantaba (tenía 8 años entonces) y quería ver si a mí también me gustaba. Siempre existe ese miedo a que si alguien te dice que un libro es buenísimo luego a ti te deje con las ganas de más, pero no, mi hijo acertó. Absolutamente recomendable. Un libro para críos que cuenta cómo se hubieran creado las famosas Matrioskas de haber podido éstas comunicarse con sus creadores. Pero además de original y bonito, es gracioso (para mi hijo, divertido).

Marinella Terzi, directora de la Colección, fue también la traductora de este escritor búlgaro, Dimiter Inkiow, que se dedica a escribir para los más pequeños.

Anika Lillo