Anika entre libros

zombi

Ficha realizada por: Fernando Martínez Gimeno
zombi

Título: zombi
Título Original: (zombi, 2011)
Autor: Juan Díaz Olmedo
Editorial: NGC Ficción!


Copyright: © 2011, Juan Díaz Olmedo
© 2011, NGC Ficción!
Prólogo de Francis P. Fernández
Portada de Felideus Bubastis
1ª Edición, Septiembre 2011 ISBN: 9788493780166
Etiquetas: acción adicciones alcohol autores drogas escritores españoles género negro hispanos literatura española literatura hispana lucha policiaco violencia

Argumento:


Tal vez hayas oído hablar de ellos. Su nombre se menciona en susurros, entre historias increíbles de combates a muerte transmitidos por Internet, de tráfico de drogas, fiestas inenarrables con prostitutas, y palizas a curanderos de poca monta. Se dice que son gente como tú y como yo, pero que un día descubrieron que ya estaban muertos. ¿Lo entiendes? Gente desahuciada, condenada, sin remedio. Ponte en su lugar. ¿Te limitarías a aceptarlo sin más, o harías como ellos? ¿Tendrías el valor suficiente como para entrar en ese mundo oculto que todos prefieren ignorar, ese mundo de vidas baratas y placeres prohibidos?

Olvida lo que hayas leído en foros clandestinos de Internet, olvida lo que te hayan susurrado en algún tugurio, olvida esas revelaciones que aparecen cada cierto tiempo escritas en las paredes de esta ciudad. Esta es la verdad. Esta es la historia de uno de ellos.

Esta es la historia de un zombi.
 
(argumento editorial)

Opinión:


Las etiquetas están para romperlas, al menos eso es lo que parece cuando estás leyendo esta novela y por alguna razón intentas ubicarla con alguna referencia o definición de ese género. Pues bien, en un principio, Zombi se ubica dentro de la colección de novela negra de la editorial NGC, y claro, cuando terminas de leerlas dudas de que sea novela negra (más bien es Bizarre Noir, como la define el propio autor), ahora bien, si buscas un dato académico y lees: “Este tipo de relato presenta una atmósfera asfixiante, de miedo, violencia, falta de justicia, corrupción del poder e inseguridad.” Entonces ves que se ajusta casi como un guante a la historia leída.
 
La atmósfera asfixiante la tenemos. Una ciudad que es paseada por sus personajes, sobre todo de noche, para realizar sus acciones, para vivir al límite y tensar sus vidas hasta el extremo. Una ciudad sin identidad que los actores profanan y que no les detiene ante nada ni nadie. Ese límite es el que hace que todas las escenas que se nos describan se hagan con un agobio tremendo, por ver y saber hacia donde nos van a llevar sus hechos, hacia donde van los personajes lo sabemos, pero tendremos la incertidumbre de si acabarán sus andanzas o seguiremos sabiendo de ellos.
 
Miedo y violencia no faltarán en ningún momento. Miedo a vivir en demasía y a morir demasiado tarde y violencia, pues no van a faltarnos las peleas a muerte (quizá tenga reminiscencias a la premisa que podía sacarse de El club de la lucha de Palahniuk, pero creo que aquí el ideal es mucho más crudo), el buscar acabar con uno o con el prójimo como un acto de compasión. Hay varias escenas en la que dos de las chicas protagonistas (luego hablaré más en concreto de una de ellas) acuden a curanderos para que las ayude, pero más bien acudirán allí sabiendo que son engañadas como tantos otros y por no desvelar mucho, comentaré que van en plan justiciero. Escenas cruentas e irónicas a la vez.
 
Comentaba también sobre los protagonistas, o más bien debería decir las protagonistas, ya que si bien son dos de ellas quienes llevan el peso de la trama, sobre todo la narradora en primera persona, Jezabel (ya en las primeras páginas se nos describe tal y como la vemos en la portada), la parte secundaria en un alto porcentaje es femenino, tanto por parte de las curanderas, como de las prostitutas (con Ruslana a la cabeza) como de las compañeras de peleas, ya que son pocos los personajes masculinos que por aquí pasean. Son más bien la parte oculta, los que miran por Internet las peleas, por morbo, pagando lo que sea necesario para ver primeros planos de estas acciones.
 
La narración, ya digo, está hecha a través de los ojos de Jezabel, y es curioso que su nombre solo aparece en dos ocasiones. En todo momento se refieren a ella con otros epítetos, pero por su nombre no, como si quisiera el autor que no centráramos la atención en cómo se llama, en quién es, sino que busca un personaje más general, que nos podamos poner en su lugar en cualquier momento y podamos decidir si reaccionaríamos o no tal y como lo hace ella.
 
Ante todo estamos ante una historia dura, cruenta, salvaje hasta cierto punto pero que puede que sea más real de lo que nosotros pensamos, ya que cuando nos encontramos con estas personas seguro que miramos para otra lado, y que hace falta rascar muy poco en la sociedad de hoy en día para encontrar muchos más de los que podamos imaginar. Y de nuevo la editorial ha encontrado por nosotros una de esas novelas con personalidad propia, y que poco a poco va ofreciendo a lo lectores ávidos de retos literarios. 
  
Fernando Martínez Gimeno

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