Yo viví los 80: La edad de oro

Opinión:

Mirad, yo lo siento mucho por los que ya eran mayores en los 80 y por los que no han tenido la suerte de vivir su adolescencia y juventud en los 80, porque para mí no ha habido mejor época que esa en todos los sentidos. Pasamos de tener unos padres de posguerra que jugaban con cajas de cartón, chapas, cuerdas para saltar, una muñeca para siempre y poco más, a unos hijos que se pierden entre videojuegos e internet, y nos hemos quedado en medio los que en realidad lo tuvimos todo: jugamos a las chapas y a saltar al a cuerda como nuestros padres, al sambori  y al churro va, y llegamos a tocar en aquella época los primeros juegos con mando en televisión o videojuegos, ¡pero además vivimos una época dorada en todos los sentidos! Han cambiado tanto los tiempos que ni los cromos, que aún existen en el colegio, tienen la misma importancia que tuvieron en nuestra época.

La música, ay, la música, nunca se ha hecho música mejor que en esta época. Y tanto en el mundo musical como en el cine, la tele y la moda se rompieron esquemas, se innovó, se enamoró a la gente, nos volvió locos. Vivimos en una época en que los programas musicales son (a) para mayores-casi-ancianos, o (b) para ver concursos de "a ver quién se hace cantante"  (eso ya existía en nuestra época con "Gente joven"). En los 80, sin embargo, veíamos programas de música de verdad, grupos que venían a cantar a programas como Aplauso (que será el más famoso con permiso de "La edad de oro", pero no el único, había más) o incluso programas de videoclips que se adelantaban ya a la MTV que hoy todos conocen.

Somos unos privilegiados, y también somos supervivientes porque los 80 trajeron cosas buenas y otras muy malas. Pero aquí estamos, evocando los mejores años que vivimos en nuestras mejores épocas.

No había casa en la faltara una caja de Juegos Reunidos Geyper, un Monopoly, o un Intelect (ahora llamado Scrabble), y por supuesto ahí están -y nosotros lo tuvimos en casa- el Master Mind, el Risk, el Scattergories o el Cinexin (y muchos más que hoy aún existen pero que estoy convencida de que no se venden tanto como antes; quizás los que mejor han sobrevivido son el tragabolas, el telesketch, el rubik, la Nancy, los Clicks de Famóbil, el Blandiblub, el juego de Operación o el Scalextrix [de hecho yo también he comprado todo esto a mis hijos en algún momento de sus vidas])

En los 80 tuvimos nuestra propia lista de sex symbols, nuestra propia lista de libros estrenados (qué emoción descubrir que yo he leído casi todos los libros que aparecen), o nuestra lista de mejores películas (inolvidables "E.T.", "Blade Runner", "Los Goonies", "Beetlejuice", "Regreso al futuro", "Gremlins", "Cazafantasmas", "Poltergeist", "El resplandor", "Dirty Dancing", "Alien", "Willow", "Terminator", "Karate Kid", "Flashdance", "La historia interminable" o "Pesadilla en Elm Street"). Los kioskos tenían todo lo que deseábamos y eran muy importantes: allí, además de comprar gominolas o paquetes de pipas con premio, intercambiábamos tebeos, conocíamos nuevas revistas como Más Allá o Super Pop

Para que entendáis qué significa tener un libro así entre las manos, contaros un detalle: lo ojeé con mi hijo al lado y no pude evitar pasar páginas y páginas emocionada, contándole todo aquello que llegaba a mi memoria, trasladándole mi entusiasmo. Este no es un libro de palabras para leer, si no de imágenes -con texto, sí, pero lo justito, como comentarios bajo foto-, que ayuda a evocar una época maravillosa que sólo podemos recuperar con los recuerdos y con libros como "Yo vivía los 80".

Para quien esté interesado en su interior, la portada da una idea del diseño que se puede apreciar dentro.

Anika Lillo